España está al borde de la diabetes crónica España está al borde de la diabetes crónica Los telediarios cada vez se parecen más a los resultados de una analítica para saber si tenemos problemas de colesterol. Salen unos números (6,34, 420 ó 350) que no entendemos, para explicar tres factores (tipos a 10 años, CDS o seguro frente al riesgo de impago y prima de riesgo) que tampoco acabamos de comprender del todo, y es inevitable que terminemos preguntando: ¿400 puntos es mucho o es poco? Cuando el médico nos responde que sí, que es bastante, el siguiente interrogante lógicamente es: "Doctor, ¿es grave?, ¿me voy a morir?" El facultativo, en este caso el demonizado mercado, infatigablemente nos recuerda cada vez que vamos a consulta que los atracones de bollería industrial y el exceso de ¿cervecitas? pueden ser mortales. Nos asusta, nos pone a dieta y, con el miedo en el cuerpo, uno tiende a cumplir tres días. Al cuarto, cuando empezamos a notar lo duro que es perder peso y el sacrificio que implica cambiar los hábitos de vida, volvemos a caer en la tentación de pensar que un día es un día y que eso de hacer deporte... mejor mañana, que hace calor. También podemos ¿indignarnos? con el médico porque, total, siempre encontraremos a otros que están mucho más gordos que nosotros, y sentiremos que no es justo. Aunque el CDS y la prima de riesgo sean altos, siempre nos podemos financiar vía BCE, aunque a futuro eso implicará perder la autonomía fiscal. La exposición que tienen los bancos franceses y alemanes (a nuestra deuda y a la italiana), unido a que Europa sea el segundo mejor cliente de chinos y americanos, hará que no muramos de infarto repentino. Quebrar no quebraremos y, además, hasta podremos seguir jugando al relativismo moral y justificarnos diciendo que, al final, el coste medio de la deuda es todavía muy bajo, que la deuda a nivel estatal no es tan alta y que vamos a cumplir el 6 por ciento de déficit que recientemente hemos prometido. No nos engañemos. Cada kilo que cogemos nos limita la movilidad, nos quita calidad de vida, y podemos acabar con una diabetes crónica. Cuando vives gracias a un dinero que no es tuyo y necesitas que te refinancien, explícita o implícitamente, estás intervenido. Si no te ganas su confianza, al día siguiente, 8 millones de funcionarios no cobran, y no sirve de nada ni indignarse ni poner a parir al laboratorio que produce la insulina. La esperanza es que no hay mejor momento para hacer dieta que cuando escasea de verdad el dinero. Aquí y en Estados Unidos. JUAN RAMÓN CARIDAD, Director gral. de Swiss & Global Iberia |