Dos Hermanas - Sevilla

El gerente de Lipasam enchufa entre los cargos de la empresa a amigos y colegas del PSOE

Amén de colocar en jefaturas a militantes socialistas, Pineda ha desmantelado la cúpula de la compañía e incorporado a directivos afines sin proceso selectivo

Día 25/04/2011 - 07.43h

EFE/ CHEMA MOYA

El gerente de la empresa municipal de limpieza de Sevilla (Lipasam), el socialista Rafael Pineda, ha enchufado y convertido en cargos de la compañía pública a compañeros de militancia durante los cuatro últimos años, en los que ha dirigido la empresa tras haber sido concejal. Así lo han confirmado a este periódico fuentes de la compañía, que aluden a una lista de nombres que revela claramente el amiguismo que ha seguido reinando en la empresa —histórico desde que el PSOE la gestiona— a raíz de un puñado de contrataciones que han tenido mucho más que ver con la militancia que con la cualificación y experiencia del personal al que se ha integrado. Han entrado sin proceso selectivo ni oposición ni mediante bolsa de trabajo. A dedo. Entre esas personas que han llegado a la empresa de la mano de Pineda —de la familia política de Alfonso Rodríguez Gómez de Celis y, por ende, de Alfredo Sánchez Monteseirín— por el vínculo político está Enrique Herbello, colocado sin más como jefe de servicio. O también Asunción Jiménez, contratada fija igual que el primero como jefe técnico; ambos procedían de la Agrupación del PSOE de Triana, aunque desaparecieron de la misma tras la llegada a la misma de Susana Díaz. Los dos han pasado del partido a ser cargos de Lipasam, jefes técnicos.

Dentro de este grupo de contrataciones partidistas debe englobarse también la de Marián Capón, la pareja del gerente de Urbanismo, el socialista Miguel Ángel Millán; éste y su propia novia son íntimos de Pineda y ella fue contratada a través de una empresa externa como secretaria, eso sí, no como cargo. En el momento en que se le contrató había hasta tres secretarias en la gerencia de Lipasam, pero se creó la plaza nueva para colocar a la pareja de Millán como secretaria personal de Pineda.

No se queda ahí la cosa. El último gran fichaje del gerente de Lipasam fue Daniel Zambrana, director en el Ayuntamiento con Celis que se quedó sin empleo tras la defenestración del «delfín» del alcalde y que fue nombrado jefe de servicio de la noche a la mañana y sin proceso selectivo alguno. Zambrana, ingeniero, forma parte de un grupo de jóvenes políticos socialistas del entorno de Celis, como Pineda, que ha estado vinculado al Ayuntamiento en los últimos años tras su paso por la empresa privada y que carece absolutamente de experiencia en asuntos de gestión medioambiental. Pero las afinidades políticas a veces obligan... Además, Pineda ha colocado como técnico a algún que otro amigo con carné del PSOE procedente de su agrupación que estaba en el paro, manteniendo una larga tradición de enchufismo «ideológico» en esta compañía pública.

El favoritismo no se queda estrictamente en el ámbito socialista, sino que se ha extendido al sindicato Comisiones Obreras (CC.OO.), auténtico dominador del comité de empresa en esta empresa municipal. Para atraerse a esta central sindical —tanto que la misma ha llegado a apoyar la retahíla de despidos culminada en este mandato— Pineda se ha parapetado ascendiendo a un inspector sin cualificación pero referente en Comisiones, Manuel Reinoso, a jefe técnico, pasando a ser subordinado directo de Herbello y actuando de puente permanente con la representación de los empleados. Las relaciones entre Pineda y CC.OO. han sido muy fluidas, por decirlo de alguna manera. El comité de empresa, de hecho, ha pasado de puntillas por contrataciones personalistas, despidos, designaciones... El secretario de este sindicato en Lipasam, por ejemplo, ha realizado un curso financiado a través de la Agrupación de Interés Económico (AIE) con un coste de 3.000 euros pese a no pertenecer éste al personal técnico de la compañía. Ha pasado al turno de noche, con un salario muy superior, aunque está liberado por el sindicato. Hay ejemplos muy ilustrativos de lo ocurrido con este sindicato.

En puestos de confianza

Fuentes de la compañía de limpieza, por otra parte, acusan al gerente de incorporar a los puestos directivos a amigos suyos aunque ajenos al PSOE, señalándose, por ejemplo, a Alejandro Andújar, cuya esposa ha sido socia de la mujer del gerente. En este caso, se le nombra jefe de servicio y es colocado directamente como director en el departamento de Operaciones, la espina dorsal de la sociedad municipal, pese a carecer de conocimiento en empresas públicas o de limpieza, ya que es ingeniero. Pineda conocía a Andújar y sus buenas referencias profesionales y no dudó en incorporarlo a Lipasam tras presentarse éste a lo que la empresa entiende como «una especie de proceso selectivo». Después, el gerente vio la oportunidad para colocar a otro amigo de su etapa como estudiante de Derecho, Alejandro Pulido, que estuvo en la Fundación DeSevilla —donde no encontró acomodo por su mala relación con los comunistas— y que se llevó a Lipasam como jefe de servicio pese a su falta de experiencia en el sector; nada más entrar en la empresa, viajó con Pineda a China para, supuestamente, ver unos contenedores de basura de cuya compra nada se supo nunca.

Tras una primera avalancha de cambios y despidos, además, Pineda contrató a Manuel Torreglosa como director de Recursos Humanos procedente de una gran superficie comercial y auténtico desconocedor del mundo de la gestión medioambiental y la empresa pública. Con él al frente se han acometido una serie de despidos de cargos afines a la anterior dirección con elevadísimo coste, como los de Juan Moreno, director de Infraestructuras, o Máximo Gavete, director de Comunicación. Con estas salidas, Pineda descabezó definitivamente la cúpula que no lo era afín.

Antes de la llegada de Torreglosa, tampoco vinculado al PSOE, Pineda había «limpiado» la cúpula de esta sociedad gastándose 1,2 millones de euros en indemnizaciones de directivos «improductivos» para la nueva visión que él ha impuesto. El que fuera director de Recursos Humanos Manuel Fernández Gómez, perfecto conocedor de la empresa y cabeza visible del «antiguo régimen», fue despedido con una cantidad cercana a los 300.000 euros y, curiosamente, fue recolocado en la Delegación provincial de Empleo de la Junta de Andalucía. En su lugar entró José Joaquín Velázquez, pero pronto chocó con el propio Pineda y acabó también despedido por otra suculenta cantidad.

Eugenio Pajuelo, director de calidad enfrentado con Pineda, fue también despedido y recolocado por Alfonso Mir —exgerente de Lipasam— en la asociación de transportistas de cubas. Manuel García de Diego, con más de 20 años en la empresa, director de Operaciones y jefe de Andújar, fue otro director cesado, quedando casi desmantelado el organigrama directivo. Se marchó también Alejandro Rodríguez, que terminó despedido en las mismas condiciones que Fernández y recolocado a su puesto de funcionario del Ayuntamiento como jefe de servicio de Parques y Jardines.

Más que números

Lipasam sigue fiel a su idiosincrasia, sirviendo de agencia de colocación de amigos con carné del PSOE. De poco vale esgrimir argumentos de objetivos financieros cuando lo que se juzga es algo más ligado a la ética que al balance económico. Se trata de dar ejemplo en las cuentas, sí, pero también en transparencia.

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