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Carrión de los Céspedes - Sevilla

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España > Sevilla > Carrión de los Céspedes
26-10-11 21:53 #9003246
Por:A_8153

Hay alternativas
Un muy interesante libro que dice verdades como puños y apunta propuestas reales y factibles.
El libro lo quisieron silenciar, parece que no se quiere que se sepa que HAY ALTERNATIVAS, pero las hay, vaya que si las hay... y creciendo cada día que pasa.

https://ww.attac.es/web/uploads/Hay-alternativas-web.pdf
Puntos:
26-10-11 22:50 #9003676 -> 9003246
Por:A_8153

RE: Hay alternativas
Prólogo

En 1978 el presidente del sindicato más poderoso de Estados Unidos, Douglas Fraser, de la federación de los trabajadores
de la industria del automóvil United Auto Workers
(UAW) condenó a los "dirigentes de la comunidad empresarial"
por haber "escogido seguir en tal país la vía de la guerra de clases
(class war) unilateral, una guerra de clases en contra de la
clase trabajadora, de los desempleados, de los pobres, de las
minorías, de los jóvenes y de los ancianos, e incluso de los sectores
de las clases medias de nuestra sociedad". Fraser también
los condenó por haber "roto y descartado el frágil pacto no
escrito entre el mundo empresarial y el mundo del trabajo, que
había existido previamente durante el periodo de crecimiento y
progreso" en el periodo posterior a la Segunda Guerra Mundial
conocido comúnmente como la "edad dorada" del capitalismo (de Estado).
El reconocimiento de la realidad por parte de Fraser fue
acertado aunque tardío. Lo cierto es que los dirigentes empresariales
y sus asociados en otros sectores de las élites dominantes
estaban constantemente dedicados a una siempre presente
guerra de clases, que se convirtió en unilateral, sólo en una
dirección, cuando sus víctimas abandonaron tal lucha.
Mientras Fraser se lamentaba el conflicto de clases se iba recrudeciendo, y desde entonces ha ido alcanzando unos enormes
niveles de crueldad y salvajismo en Estados Unidos que, al ser
el país más rico y poderoso del mundo y con mayor poder
hegemónico desde la Segunda Guerra Mundial, se ha convertido
en una ilustración significativa de una tendencia global.

Durante los últimos treinta años el crecimiento económico
ha continuado −aunque no al nivel de la "edad dorada"−, pero
para la gran mayoría de la población la renta disponible ha permanecido
estancada mientras que la riqueza se ha ido concentrando,
a un nivel abrumador, en una facción del 1 por ciento
de la población, la mayoría de los ejecutivos de las grandes corporaciones,de empresas financieras y de alto riesgo, y sus asociados.
Este fenómeno se ha ido repitiendo de una manera u otra a nivel mundial. China, por ejemplo, tiene una de las desigualdades
más acentuadas del mundo.
Se habla mucho, hoy en día, de que por el hecho de que
"Estados Unidos esté en declive" hay un cambio en las relaciones
de poder a nivel global. Esto es parcialmente cierto, aunque
no significa que otros poderes no puedan asumir el rol y la
supremacía que ahora tiene Estados Unidos.
El mundo se está convirtiendo así en un lugar más diverso
en algunos aspectos, pero más uniforme en otros. Pero en todos
ellos existe un cambio real de poder: hay un desplazamiento del
poder del pueblo trabajador de las distintas partes del mundo
hacia una enorme concentración de poder y riqueza. La literatura
económica del mundo empresarial y las consultorías a los
inversores súper ricos señalan que el sistema mundial se está
dividiendo en dos bloques: la plutocracia, un grupo muy
importante, con enormes riquezas, y el resto, en una sociedad
global en la cual el crecimiento −que en una gran parte es destructivo
y está muy desperdiciado− beneficia a una minoría de
personas extraordinariamente ricas, que dirigen el consumo de
tales recursos. Y por otra parte existen los "no ricos", la enorme
mayoría, referida en ocasiones como el "precariado" global, la
fuerza laboral que vive de manera precaria, entre la que se
incluye mil millones de personas que casi no alcanzan a sobrevivir.
Estos desarrollos no se deben a leyes de la naturaleza o a
leyes económicas o a otras fuerzas impersonales, sino al resultado
de decisiones específicas dentro de estructuras institucionales
que los favorecen. Esto continuará, a no ser que estas
decisiones y planes se reviertan mediante acción y movilizaciones
populares con compromisos dedicados a programas que
abarquen desde remedios factibles a corto plazo hasta otras
propuestas a más largo plazo que cuestionen la autoridad ilegítima
y las instituciones opresivas entre las que reside el poder.
Es importante, por lo tanto, acentuar que hay alternativas.
Las movilizaciones del 15M son una ilustración inspiradora
que muestra qué es lo que puede y debe hacerse para no continuar
la marcha que nos está llevando a un abismo, a un mundo
que debería horrorizar a todas las personas decentes, que será
incluso más opresivo que la realidad existente hoy en día.

NOAM CHOMSKY
Boston, agosto 2011
PRÓLOGO
Puntos:
26-10-11 23:50 #9004034 -> 9003676
Por:Falangista pileño

RE: Hay alternativas
Hoy día solo existen dos clases:

1- La clase trabajadora, productiva, honrada y con aspiraciones familiares.

2- La clase política y sindical, subvencionados, asociados, agencias y clientes de los mismos; todos viviendo a costa del sudor ajeno.

Lo demás... cuentos y milongas que cada vez engañan a menos gente.


Puntos:
26-10-11 23:54 #9004055 -> 9003676
Por:A_8153

REBÉLATE
Introducción

Semanas antes de que termináramos de escribir este libro el
presidente de la Comisión Europea, José Manuel Durão
Barroso, afirmaba refiriéndose a la situación en la que se
encontraba Grecia: "No hay alternativas ni plan B para Grecia.
La alternativa es la catástrofe".
Siempre dicen lo mismo: sólo se puede hacer lo que digan
quienes están en el poder. Y cuando también insisten tanto en
que la alternativa es el desastre, la catástrofe, como dice Barroso,
¿a quién puede extrañar que la gente normal y corriente, que se
informa leyendo sus diarios o viendo los telediarios en sus
televisores, termine sintiendo miedo y acepte sin rechistar esa
"única" alternativa?
Una única alternativa que siempre viene a ser lo mismo:
recortar salarios (directos, indirectos en forma de gasto social o
diferidos como pensiones). Cuando la economía va bien, diciendo
que es para que no vaya mal y, cuando va mal, para que
vaya bien.
Los autores de este libro, como otros muchos científicos,
sabemos que los argumentos que los políticos y los economistas
neoliberales dan para justificar lo que proponen son falsos.
Sabemos que hay alternativas, que se pueden hacer otras
cosas distintas a las que proponen la patronal, los banqueros,
los directivos de los bancos centrales y los políticos que comparten
con ellos la ideología neoliberal.
Lo sabemos sencillamente porque leemos, porque no recurrimos
sólo a las investigaciones de quienes se dedican a reforzar
el pensamiento dominante sin tener en cuenta los trabajos
científicos que demuestran lo contrario. Por eso sabemos que se
puede crear empleo impulsando la actividad económica y no
frenándola, como quieren hacer los neoliberales. Por eso sabemos
que para hacer frente a la deuda pública es mejor proporcionar
a los países capacidad para generar ingresos propios y no
quitársela porque entonces lo que se producirá será más deuda,
como ha pasado siempre y como va a ocurrir en Europa con las
medidas neoliberales que se están aplicando.
Nosotros sabemos que hay alternativas, es decir, que se pueden
hacer otro tipo de políticas simplemente porque eso es lo
que demuestra la literatura científica, por mucho que se quiera
ocultar por parte de los neoliberales.
Y sabemos también que las medidas que proponemos pueden
ser más exitosas que las que proponen los neoliberales, en
primer lugar porque el éxito de estas últimas es evidente si tenemos
en cuenta la crisis a la que nos ha llevado su aplicación en
los últimos años, o el tremendo nivel de insatisfacción que hay
en España, donde nada menos que el 78 por ciento de la población
no está de acuerdo con las políticas de austeridad; en la
Unión Europea, donde el 68 por ciento de la población no está
satisfecha con la manera como se está construyendo esta institución,
y muestra también desacuerdo con las políticas que se
están llevando a cabo; y en el mundo, donde el 50 por ciento de
los trabajadores gana menos de 2 dólares y no tiene ningún tipo
de contrato ni de protección social, en donde hay 1.100 millones
de hambrientos y casi 2.000 millones en situación de extrema
pobreza.
Y en segundo lugar porque es fácil comprobar que las propuestas
que hacen los neoliberales no responden a verdades
científicas o evidencias empíricas sino a creencias puramente
ideológicas que, en muchas ocasiones, incluso chocan, como
veremos, con el sentido común más elemental.
Si fuera verdad que las medidas neoliberales consiguen realmente
lo que dicen que van a conseguir, se permitiría su discusión
abierta y plural porque sus defensores podrían demostrar
de forma fehaciente que bajar salarios o reducir el gasto social
aumenta el empleo, o que privatizar las pensiones o los servicios
públicos aumenta su cobertura y calidad, como dicen.
Lo que hacen, sin embargo, es imponerlas sin respetar las
preferencias sociales, sin que haya un auténtico debate
democrático sobre ellas. Evitan el debate y las imponen como si
fueran directrices técnicas inapelables porque saben que no es
cierto lo que mantienen, que nada de lo que afirman se puede
demostrar. La realidad muestra sin ningún tipo de dudas que
cuando se han aplicado las medidas que ahora nos están proponiendo
siempre ha bajado la calidad de vida, del trabajo y la
cantidad de empleo existente y que sólo han mejorado los beneficios
de los banqueros y de las grandes empresas.
Y todo esto es lo que hemos querido desvelar con este libro
a nuestros lectores.
Lo escribimos, pues, con el propósito de divulgar la falsedad
en que se basa esa idea tan difundida de que no hay alternativas,
para demostrar que sí las hay y que, además, son más eficaces
para salir de la situación en la que nos encontramos, para
crear empleo decente y estable y para generar bienestar social.
Y, por supuesto, mucho más justas y humanamente satisfactorias.
No hemos pretendido hacer un libro académico, razón por
la que sólo hemos aportado las referencias bibliográficas esenciales
y no nos hemos extendido en los razonamientos y las
demostraciones más complejas, pero los lectores y las lectoras
que estén interesados en profundizar más en los temas que
abordamos aquí no tendrán muchas dificultades para encontrar
multitud de trabajos que confirman nuestras tesis a poco que se
esfuercen por ir más allá del pensamiento ortodoxo que tanto
abunda. Tampoco es, ni pretende serlo, un prontuario de soluciones
o un programa político aunque lo hemos querido concluir
con propuestas concretas para demostrar que no estamos
hablando simplemente de generalidades, sino que hacemos un
análisis del que se derivan opciones políticas que tenemos al
alcance de nuestra mano si la ciudadanía se empeña en que
medidas como las que proponemos se pongan en marcha.

En suma, el libro es el resultado de nuestro deseo de satisfacer
una demanda muchas veces sentida cuando hemos dado en
los últimos tiempos docenas de charlas, seminarios o conferencias
tratando de aclarar lo que estaba pasando y de aportar soluciones,
sobre todo a personas que nos escuchaban sin tener formación
económica alguna. Por eso hemos procurado escribirlo,
incluso cuando se refería a asuntos ásperos y complicados,
con la mayor sencillez y claridad para que los pueda entender
todo el mundo (algo muy despreciado, por cierto, por muchos
economistas neoliberales que parecen creer que hay más rigor
científico cuanto más ininteligible es el lenguaje que se utiliza).
Y finalmente nos satisface reconocer que este libro se escribe
pensando de forma particular en esos miles de personas a
quienes se lo hemos dedicado, a quienes desde el 15M han salido
a la calle reclamando un debate realmente democrático
sobre la crisis y sobre las soluciones más justas que se le pueden
dar. Pero también a quienes, sin haber salido a las calles, sabemos
que ven con simpatía lo que está ocurriendo porque también
comparten el ideal de justicia de "los indignados" y porque
−aunque todavía no hayan ido a ninguna manifestación− saben
que crear más desempleo y pobreza, bajar cada vez más los
sueldos, los salarios y las pensiones, permitir que miles de familias
pierdan sus viviendas, dejar sin financiación y sin clientes a
las pequeñas y medianas empresas o a los trabajadores autónomos,
o destrozar el medio ambiente... no se puede considerar de
ningún modo que sea una verdadera solución de los problemas
económicos. Y que, en consecuencia, saben que es necesario
poner en marcha otras políticas alternativas.

VICENÇ NAVARRO, JUAN TORRES LÓPEZ
y ALBERTO GARZÓN ESPINOSA
Barcelona y Sevilla, julio de 2011
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