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Carmona - Sevilla

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España > Sevilla > Carmona
31-01-11 19:21 #6974420
Por:josanfer

Mi colegio Cervantes.
Impartí clases en el antiguo colegio Cervantes. De él y de Carmona escribo en el libro que acabo de publicar: "De la escuela de Franco a los puñeteros de la E.S.O."

Por ese motivo, no hace mucho estuve en Carmona buscando recuerdos. El colegio Miguel de Cervantes, en donde impartí mis primeras clases, es una ruina: cuatro tablas sujetan las dos hojas de la puerta de entrada; las ventanas, tapiadas con ladrillos; el techo, de uralita... Miré por la cerradura y, fuera de unas paredes y un patio que me ayudaron a recomponer mis recuerdos, todo era escombros y maleza.

Recordé al chiquillo que iba a leer cada día con la cartilla al revés; ¿Qué habrá sido de él? Visité la Necrópolis y, al ver la escultura del elefante, pensé en aquel niño que me preguntaba ansioso que donde estaban los leones.

Frente al Teatro Cerezo, el Hotel San Pedro sustituye al antiguo Hostal Gamero y, más adelante, Casa Carmelo - en donde tan bien comía – es una tienda de cerámica y regalos.

Cuando me dirigí al interior del recinto amurallado, el sol iluminaba las almenas del Alcázar y jugaba con las sombras en el arco de herradura de la Puerta de Sevilla. Dentro del recinto, crucé la Plaza de Arriba y me dirigí a mi antigua casa, en la calle Cervantes. Allí está, pero no pude visitarla porque la puerta pequeña que da acceso al patio estaba cerrada. Puse mi mano sobre la pared. Al otro lado, pasé dormido las noches de un año de mi juventud. Era el curso 1964-1965.

Los alumnos de entonces eran más ingenuos, más callados. Confiaban tanto en mí que, el día que les hablé de la omnipresencia de Dios, todos veían al Señor en los lugares que yo señalaba.
- ¿Está Dios en esta escuela?
- Sí, señor. Y miraban todos al crucifijo.
- ¿Y en este pupitre?
- Sí, señor, - respondieron todos.
- ¿Y en ese otro?
- Sí, señor.
- ¿Y en el que está al final?
- Sí, señor.
- ¿Y cómo es que Dios está en todas partes?
- Porque se salta de una banca a otra - contestó Antoñito.

Antoñito creía en mí a pie juntillas y se inventó un Dios saltarín que brincaba como un saltamontes.

Los niños de primaria no tienen capacidad crítica y aceptan con la mayor naturalidad las verdades de la fe. Más adelante, en la adolescencia, comienzan a reflexionar y a cuestionarlo todo, y sólo cuando disponen de la madurez suficiente para conseguir una autonomía en el terreno moral es cuando deberán decidir por sí mismos sobre la existencia de Dios. Santo Tomás de Aquino ponía la razón como base de la creencia, y San Agustín decía: “La fe, si antes no se piensa, será nula”.

A la hora del recreo, los niños de las cinco escuelas jugaban en aquel patio tan pequeño mientras los maestros charlábamos al sol. A la una acababan las clases y nos íbamos al comedor escolar, una sala grande junto al patio. Allí comíamos todos los maestros y una treintena de alumnos que se quedaban. Y después jugábamos en la clase de don Pedro al dominó hasta que comenzaban de nuevo las clases a las tres de la tarde.
Nunca había reuniones de maestros para planificar tareas, ni para evaluar, ni equipos docentes, ni departamentos… ¡ni claustros había! No disponíamos de medios audiovisuales. Sólo teníamos un mapa, una pizarra y un paquete de tiza que nos daba don Pedro, con la advertencia de hacer buen uso de ella y no despilfarrarla. En las aulas de los alumnos mayores había escuadra, cartabón, semicírculo y compás de madera y, sólo en una de las aulas, una caja de poliedros, un juego de pesas y una esfera abollada.
Yo no conocí nunca a la directora de aquel colegio. Una vez que pregunté por ella, un maestro me dijo: “mientras esté aquí don Pedro, ésa no vuelve”.

En el mes de mayo, don Pedro nos llamó a capítulo a los maestros del Cervantes. Un inspector de Falange se había personado en el colegio para interesarse por las clases de Formación del Espíritu Nacional.
A José Antonio y a Franco los teníamos colgados a ambos lados del crucifijo por encima de la mesa del maestro, pero yo a mis alumnos no les había hablado de ellos. Don Pedro nos dijo que cualquier día podría volver aquel hombre para visitar las clases y exigir el cuaderno de Política, pero que cada cual hiciera lo que creyera más conveniente.
Mis alumnos no sabían escribir para llevar un cuaderno, pero por si las moscas les pregunté si sabían quien era el que estaba vestido de soldado.
- ¡Francoooooo! - gritaron todos.
Pero cuando señalé el retrato de José Antonio y pregunté:
- ¿Quién es éste?
Sólo uno respondío:
- Su primo.
Algo habría oído él de Primo de Rivera. Y repitieron conmigo varias veces el nombre de este último, por si volvía aquel inspector.
Fue la única vez que oí hablar de la visita de un inspector de Falange. Cuando pasaron los años y lo recordé me extrañó mucho aquella visita, pues en las escuelas por donde yo pasé ya no se cantaban aquellas canciones patrióticas que en los años cincuenta cantábamos en la escuela, ni siquiera el Himno de Falange y el Himno Nacional.
.......
Mucho cuento de Carmona y de su gente. Ahí me lo pasé muy bien y tengo un grato recuerdo.
Mis saludos a todos los carmonenses, y especiales a Pedro, Paco, Alberto, Damián, Seve... y a todos los alumnos, maestros y profesores que tan difícil lo tienen por la incompetencia de los gobernantes.
José Molano Galán.
Sevilla 31-Enero-2011.
Puntos:
31-01-11 23:38 #6976709 -> 6974420
Por:Violinn53

RE: Mi colegio Cervantes.
hola yo estuve en el cervantes aya por el 60 y pico no recuerdo el año exacto pero si me acuerdo de don Pedro,si no recuerdo mal creo que le gustaba el boxeo josanfer

saludos
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