Burguillos - Sevilla

Izquierda fundida

Vender suelo al peor postor no evita la especulación, sino todo lo contrario, y eso lo sabe IU

Día 24/04/2011 - 22.30h

Después de 30 años de normalidad democrática, tras la legalización de aquel Sábado Santo del 77, el comunismo español ha venido a celebrar la efeméride arrojando a la cuneta todo su capital. La federación política que absorbió al Partido Comunista de Santiago Carrillo ha degenerado en lo que siempre recriminó a los demás. Una organización sin principios cuando de sostenerse en el poder se trata. Lejos queda ya el paradigma de Julio Anguita, un hombre con cuyas ideas podía no comulgarse, pero leal a sus valores hasta las últimas consecuencias. Él solo se bastó para incomodar a Felipe González constantemente recordándole que era de izquierdas. Y ahora vive casi en el anonimato, sin la pensión del Estado por haber sido parlamentario, y con la añoranza de un comunismo utópico que se ha transformado en una triste distopía, esa palabra que John Stuart Mill acuñó para denominar a las utopías perversas donde todo transcurre en términos opuestos a los de una sociedad ideal.

Sevilla se ha convertido, tres décadas después del «Sábado Santo Rojo», en el epicentro de la distopía comunista española. El legado de Javier Aristu, Fernando Villamil o Adolfo Cuéllar, por no hablar de líderes de la provincia como Manuel Benítez Rufo, ha sido ultrajado por los radicalismos actuales. Y por la gestión dudosa de un teniente de alcalde aferrado a la retórica de un Gorgias platónico sin rubor. La imputación de Mercasevilla ha puesto en jaque a las siglas de La Pasionaria por mor de una laxitud que ya nadie de los suyos va a perdonar a Cayo Lara. Gaspar Llamazares, otro viejo rockero, lo ha dicho de manera diáfana. Izquierda Unida no puede permitirse, después de tantas fatigas para conquistar la libertad de poder defender sus ideas, dar pábulo a personas que maltratan esas ideas. Y menos cuando la excusa del ya famoso Torrijos es tan liviana. Él huye de que se le implique en un asunto de corrupción urbanística alegando que lo único que hizo fue limitar el precio de venta del suelo para evitar la especulación y el encarecimiento de las viviendas. Pero cualquiera que conozca mínimamente un proceso de este tipo sabe que la única manera de controlar la especulación en la venta de un solar público a un promotor privado es incluir en el mismo pliego en el que se estipula la cantidad máxima que se puede ofertar una cláusula indicando el precio máximo al que se puede vender la vivienda construida en ese suelo. Si uno premia a la oferta más baja pero no obliga a construir en unas condiciones concretas, lo que está haciendo es justo lo contrario de lo que dice Torrijos. Está permitiendo la especulación. La empresa compra barato y vende al precio que le da la gana. El argumento del primer teniente de alcalde es, por tanto, discutible. La Justicia decidirá si también es punible. Lo indudable es que alguien que participa en ventas extrañas de terrenos públicos y es imputado por presuntas coacciones a trabajadores no puede representar a IU. Salvo que esta Izquierda esté definitivamente fundida. O hundida.

https://ww.abcdesevilla.es/20110425/opinion-columnas/sevi-izquierda-fundida-201104242130.html