CUCHARA DE PALO CUCHARA DE PALO El anciano permanecía cabizbajo, moviendo lentamente la cabeza hacia los lados, formando en el aire una negativa inmensa. Con ambas manos sostenía un plato y una cuchara de palo; sacados de la madera a golpes de gubia y maza por su hijo desde que era un crio. Para que, llegado el día, le sirvieran la sopa en el asilo. …el era un ser bajito, su espalda vencida por los años, largos brazos y piel curtida por el sol. Pelo, cejas y vello níveos. Nariz prominente, boca hundida, pómulos mustios y ojos diminutos… …desde que murió la abuela, el pobre hombre se había convertido en un estorbo en el hogar. Su deambular desconcertado, su comer dificultoso, con ese masticar siempre ruidoso. Su higiene descuidada; se habían convertido en algo insoportable… Y ahora estaba allí, frente aquella puerta, con un plato y una cuchara de palo para que le sirvieran la sopa en el asilo… Cuando aquel hombre sintió en la espalda la mano de su hijo que le empujaba impaciente; no pudo reprimir una lagrima; una sola pero vencida se recreo en su mejilla como si fuera la ultima. “Vaaamos papa, entra ya”- le dijo nervioso- Y el abuelo gesticulo y balbuceo a disgusto durante unos segundos, mientras su voz, apagada por la angustia, murmuraba… “no… no…el asilo no”… Y allí le abandonó; sólo con un plato y una cuchara de palo… Cuando volvió a casa, su mujer le esperaba muy alterada porque hacia horas que no encontraba a su hijo pequeño. Ambos lo buscaron sin éxito por toda la casa hasta que llegaron al garaje… …y allí estaba el niño; gubia y maza en mano. Tallando lo que algún día sería un plato y una cuchara de palo… |