UN DIA CUALQUIERA UN DIA CUALQUIERA El aroma a café recién hecho inunda estancias, el anciano aun duerme en espera del tibio sol de mediodía. Los jóvenes, somnolientos, se abrigan para ir a la escuela… Un sol tímido destapa los tejados; la helada y la niebla se desvanecen. La luz del día eclipsa rótulos y escaparates; solitarios dueños de la noche. La prensa ya esta en la calle. La radio comenta noticias desde la madrugada; tertulia de amigos al calor de un humeante café… El aire huele a fritanga y a humo. Las fábricas rugen al despertar… fumarolas que escupen al cielo. Pitidos, sirenas y frenazos, silbatos, gruñir de motores… zanjas y excavadoras, martillos neumáticos… En las aceras… Kioscos y tenderetes extienden sus tentáculos hacia la riada ingente de transeúntes. Miles de zombis vomitan sus alientos hacia el aire helado de la mañana. Deambular incierto de masas a la aventura de un nuevo día… …Currantes noctámbulos, borrachos, poetas desengañados y taciturnos. Sonámbulos, insomnes y soñadores. Turistas perdidos, curas y tarados, maestros, ejecutivos y mujeres de la calle. Músicos, vagabundos y pordioseros, estudiantes… pálidos anónimos e inertes… indiferentes… …un pescadero grita su efímero género por los aires, el taxista acorta destinos lejanos e inciertos, el cirujano salva una nueva vida, el albañil construye un sueño, el panadero elabora el pan, el carpintero hace muebles, el mecánico repara los vehículos, el camarero sirve bebidas, el guardia orienta el tráfico, el bombero apaga el fuego, el maestro enseña al ignorante, el escritor escribe un libro, el pintor pinta un cuadro, el estanquero vende tabaco, el carnicero vende carne, el periodista cuenta noticias, el zapatero vende zapatos, el peluquero corta el pelo, el frutero vende fruta, el escultor hace una escultura, el farmacéutico vende medicamentos, el cocinero hace la comida, el barrendero barre la calle… el terrorista mata… |