Sancho y yo, nos cagamos en los socitas Como muy bien nos decía dias pasado mi maestro J.J., la mente las lucida del sindicalismo español que digo español europeo, la gran diferencia entre Marinaleda y Aznalcollar es que en el pueblo de nuestro querido Gordillo hay libertad de expresión y en nuestro pueblo no. Miren si no el caso de Paco el minero. Con el seudonimo de Sancho ha defendido a J.J en este foro y como consecuencia de ello no ha podido entrar en Aznalcollar. En cambio, uno puedo cargarse, como voy a hacer ahora mismo, desde Marinaleda en los sociatas y la semana que viene podría entrar (si tuviera ganas) en Marinaleda sin ningún problema. Esto viene a demostrar la teoría de J.J. y Paco el minero de que Aznalcollar vive sometida a una terrible dictadura política y mediática. El caso de J.J. es realmente paradójico. El bufón lleva varios años haciendo el ridiculo, cagándose en todo aquello que le viene en gana. Y dirán ustedes: pues si que es raro que un sindicalista tan listo no haya hecho carrera en el sindicato. Pero eso es porque no conocen las entrañas del personaje. Ha hecho el tonto en Sevilla, jugándose con ello las muchas ayudas que el sindicato nos ha prestado, para que los aznalcolleros podamos enterarnos con meridiana claridad de los insultos que ha dirigido a los sociatas. Pero la cosa no queda ahí, ya que la inteligencia de nuestro payaso es tal que, para despistar a los menos avezados en las artes de la política, adereza sus criticas, criticando al sindicato. Pero a P. Peste, al Gasolina y a mí no se nos engaña con facilidad, seríamos capaces de oler un embustero aunque se disfrazara con barba, y camiseta. Suerte que en Aznalcollar tenemos a J.J. para defender la libertad de que cualquier ciudadano pueda cagarse en lo que le venga en gana, sin más problema que el que le pueda provocar el estreñimiento. De momento, estos años ya nos hemos cargado, que no cagado, varias salidas al conflicto de loe exmineros. En ninguna otra ciudad europea, salvo quizá el Moscú de Putin, hay tantas garantías para que los ciudadanos de bien podamos ejercer nuestra libertad frente a la de “ellos”. ¡Ay, si Torquemada levantara la cabeza! Que orgulloso iba a estar de este popular J.J. Megafonoman
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