Aznalcóllar - Sevilla

Querido Megafonoman, te escribo esta carta para comunicarte lo que supongo ya habrás oido, ya que me hace ilusión que seas el primero en enterarte: dejo la portavocia del colectivo. Y puedo decir con orgullo que la dejo mucho mejor de lo que me la encontré. El suelo del sindicato está limpio, los libros ordenados, la granja la he cuidado lo mejor que he sabido, no se ha muerto un solo pollo en estos ocho años, y eso que aún hoy no he descubierto por dónde demonios se les pone la comida, supongo que se deben de alimentar por ese cable que sale del techo. Tú mejor que nadie sabes las cosas que me he visto obligado a hacer y decir, y la de penitencias de confesionario que ello me ha costado. Me he dejado la piel por el colectivo, especialmente la piel de las rodillas, que dudo alguna vez vuelvan a recuperar la tersura de antaño.

Mi decisión viene motivada por el cúmulo de pequeños detalles que vienen sucediendo desde el 2007, aunque todos me lo habéis querido ocultar, he acabado descubriendo que engañamos a los compañeros. Son pequeñas cosas que quizá puedan pasar desapercibidas para una persona normal, pero no para un viejo zorro del sindicalismo como yo. Lo primero que llamó mi atención fue que Carmona comunicara lo de 25-25-25. Al principio yo mismo aplaudí lo que nos decia, hasta que J. Maria me hizo ver que eso quizá podría suponer un problema para mi posición, ya que, si se podrian descubrir todas las negociaciones que hemos realizados/rechazado en estos años. Aunque mi fiel informador J. Maria no entiende los vericuetos de la alta política, tal y como le hice notar educadamente, debo reconocer que quizá tenga algo de razón.

Sin embargo, lo que más me ha empujado en la dirección que ahora tomo, han sido las dichosas voces. Ya sabes a qué me refiero Megafonoman, porque me consta que tú también las has oído. Esas misteriosas voces que desde hace años nos guían cada mañana, coincidiendo con el encendido de la dichosa tostadora. Por cierto, ahora que voy a tener más tiempo debo averiguar dónde está la ranura del pan. El último día me lo dijeron con meridiana claridad: “J.J., soy Paco el minero, corre, corre y no mires atrás”. Y eso me dispongo a hacer, correr sin cesar hasta ser acogido en el seno de Torrijos. Que te vaya bien Megafonoman.