J.J. Y LAS HISTORIAS Aunque J.J. no les ha pedido perdón por los engaños de estos años, no está de más que lo repita yo desde esta humilde tribuna. Al pobre J.J., con las barbaridades que se han dicho sobre él, está que no le llega la camisa (de Minero, se entiende) al cuerpo, y es normal que la mente le haya jugado alguna vez una mala pasada, retrotrayéndolo a las viejas historias de la infancia. Como aquellas que contaban entre risas nuestros abuelos, que no los suyos, sobre noches oscuras, vampiros y fantasmas. También puede parecerles a alguno de ustedes un viaje al pasado el último comunicado de los autenticos mineros (nosotros), que amenaza de denunciar a quienes sigan el juego a los sociatas, pero no lo es en absoluto. Bien al contrario, J.J., afortunadamente para sus devotos creyentes, está siempre al día de lo que sucede en nuestra sociedad. Como lo demuestra el hecho de que no hayan dejado pasar la barbaridad que pretende la Junta de Andalucia, de no hacer encargado al Gasolina y guarda a su cuñado el cazador. Pero ¿dónde se ha visto semejante despropósito? ¿Qué pretenden hacer? Es mentira que en este bendito colectivo no haya existido casi total transparencia, el que no hizo los cursos de la mina fue porque no quiso. Cuando teníamos un problema se iba al confesionario de J.J., se contaba la duda o el pecado, se respondía a las numerosas preguntas que nos hacía el portavoz, y no sólo se recibía el consejo de un hombre sabio y experto, si no que los más agraciados disfrutábamos de su comprensión y de todo su cariño. Un cariño que dudo que les puedan ofrecer unos esquiroles, mariconas y hp y sus complices los sociatas. Megafonoman
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