reflexion El correo de Andalucia MANUEL BOHÓRQUEZ Crítico de flamenco Hay algo que no me cuadra, que no entiendo, que quiero que alguien me explique. ¿Cómo es posible que le hayan dado la Medalla de Andalucía a la Duquesa de Alba, que llama “gentuza” a los jornaleros del campo, y que quieran detener a Diego Cañamero, secretario general del SAT (Sindicato de Trabajadores de Andalucía), que lleva toda su vida luchando por los trabajadores andaluces, siendo coherente con sus ideas? ¿En qué tierra vivimos? Y eso que, según dicen ahora los interesados, Andalucía es de izquierdas. No me gusta nada una Andalucía que vota a los políticos corruptos y que tiene siempre a una persona como Cañamero en los juzgados. Y estos días, en busca y captura precisamente por no acudir a una cita del Juzgado número 12 de Sevilla, desde el que ha sido requerido por participar en la concentración de una finca de La Rinconada. A Cañamero lo citan siempre por ocupar fincas, por manifestarse, por defender los derechos de los jornaleros andaluces. Todavía no lo han citado ni una sola vez por robarle al pueblo, que yo sepa. Los que somos de campo y hemos nacido en pueblos de jornaleros admiramos a este señor y apoyamos su lucha sin titubear lo más mínimo. Diego es de El Coronil, localidad cercana a mi pueblo, Arahal, en la Campiña sevillana, aunque creo que nació en Campillos, en Málaga. Perdió a su padre siendo un niño y su madre tuvo que sacar adelante a nueve hijos, el mayor con 19 años y el menor con pocos meses. Conocí a esta mujer porque tuve una gran amistad con uno de sus hijos, Juan Cañamero, que se nos fue hace poco tiempo. Luché con él codo con codo para conseguir que los habitantes de Padre Pío, en Sevilla, lograran vivir dignamente. Diego no tuvo una infancia fácil. Cuando le conocí ya andaba en el SOC (Sindicato Obrero del Campo) ocupando fincas y dando mítines por los pueblos. Tenía unos 20 años y la piel negra y cuarteada ya por el duro trabajo en el campo. Emocionaba escucharlo, a pesar de que no tenía estudios primarios. O a lo mejor por eso. Y en esa lucha sigue Diego Cañamero Valle, de 56 años de edad, casado con una jornalera, con tres hijos. Muchas veces, cuando leo algo sobre él en los periódicos o le veo en las televisiones, siempre me pregunto lo mismo: ¿Diego Cañamero no se cansa de luchar? El que ha nacido en la lucha, sea del tipo que sea, se muere luchando, es su forma de vida. Me duele que haya gente en Andalucía que desprecia lo que hace, el sentido de su lucha. Gente que nunca se ha preocupado de saber cómo viven todavía los jornaleros del campo, sin contratos de trabajo dignos, sin apenas derechos y con jubilaciones que no llegan a los 600 euros al mes, después de toda una vida de duro trabajo. Me duele que en Andalucía estemos perdiendo la sensibilidad por la gente del campo, que se menosprecie la lucha de personas como Cañamero y Sánchez Gordillo, entre otros. Esa Andalucía que ahora se va al Rocío y que parece haber arrojado la toalla; que acude a los programas de Canal Sur a reírle las gracias a Los Morancos y a Juan y Medio; y que es capaz de movilizarse por salvar al Betis o al Sevilla y no para acabar con quienes tienen a Andalucía en la cola del paro. Solo soy un humilde crítico de flamenco, pero me gustaría darle ánimos a Diego Cañamero y decirle desde esta tribuna libre, que entiendo, admiro y celebro su lucha. Y que mi canción favorita también es la de Pepe Suero, aquella que nos animaba a ser libres en los setenta: Andalucía, la que divierte. Grabao a fuego lleva un puñal. De yunques viejos, que la dirigen. Y la enseñaron solo a rezar. |