Arahal - Sevilla

Felipe González va este verano de una orilla a otra. Pero siempre cerca del “mar” y de “Mar”. Dicen que si el barco se hunde, es mejor que nos pille bien acompañados. Eso mismo debe pensar el socialista sevillano, que acaba de desembarcar de su goleta turca con la que surcó el Bósforo. Concretamente, ha arribado en Marbella. Ni más ni menos que en la Milla de Oro. Felipe y su novia Mar García-Vaquero van de restaurante en restaurante codeándose con la “jet set pepera” que veranea por estos lares.

Algunos dicen: si no lo veo, no lo creo. Porque todos sabemos que en sus tiempos de gloria, Felipe fue Isidoro y defendió el espíritu de Suresnes”, ya que, si no tuviésemos esa memoria histórica, pensaríamos que el señor González es un vividor más de la Dolce Vita. Felipe va con la troupe de los Trapote, esa casta de melenas rubias y moreno impecable que parece haber nacido con un cóctel en la mano y una pista de baile a sus pies.

Para él, Marbella es ahora el epítome del ocio estival, el tinto de verano con glamour que nunca tuvo con Carmen Romero, la discreta y solemne esposa que le llevó a la presidencia del Gobierno. Es más, en estos días y presionado por el clan García Vaquero, intenta acelerar los papeles del divorcio. Las hermanas de Mar, Begoña y Carmen, están felizmente casadas con el empresario Pedro Trapote y el mexicano Emilio Caballero, respectivamente, y la novia de Felipe no quiere ser menos.

sin palabras, me gustaria que me indicases la fuente de la noticia, esto es muy gordo y me gustaria constrastarlo, aunque no me extraña nada.