Almadén de la Plata - Sevilla

El escándalo de la ‘testarudez’ europea

El fracaso de Grecia sería el fracaso de la lucha contra la austeridad como eje de la política del euro y el fortalecimiento de un sistema en el que los bancos, y no los ciudadanos, tienen la última palabra

03/07/2015

Con estas palabras concluía hace escasos días Habermas un aplastante análisis sobre el conflicto entre la UE y Grecia. La testadurez alemana y de los dirigentes de Bruselas de actuar como acreedores y no como políticos, de defender primordialmente a la banca y no ser sensibles con el sufrimiento del pueblo heleno, de mantener a ultranza una política de austeridad fracasada, de no aceptar un cambio de parámetros que permitan a los griegos ver alguna luz.

Porque lo que es ya una enfrentamiento abierto, no es sólo ni fundamentalmente un conflicto entre acreedores y deudores, entre quien debe dinero, mucho dinero, y quien reclama su pago, sino que es sobre todo un conflicto entre la moneda única tal como está actualmente gestionada desde Bruselas y Berlín, y el objetivo del Tratado de la UE de “promover el bienestar de los pueblos”, o en definitiva, como ha señalado J. Estefanía, con el modelo social europeo.

No se puede analizar el problema griego sin recordar que cuando en 2009 se hizo pública la dimensión de su deuda, después de que la derecha de ese país, con ayuda de Goldman Sachs, la ocultara maliciosamente, la Troika impuso a Grecia para ayudarla financieramente un conjunto de recortes en pensiones, salarios, negociación colectiva, gasto público, subida de impuestos indirectos, etc, y unas condiciones financieras tan duras que se han traducido en una bajada del PIB del 25%, asfixia económica, sufrimiento de la población, pobreza y desigualdad. E incremento cada vez mayor de la deuda.

Y que el dinero que recibió Grecia era prioritariamente para pagar a los bancos alemanes y franceses con los que estaba endeudada, en gran medida por préstamos para comprar armamento alemán y francés. Ése fue el rescate de Grecia, más bien de los bancos alemanes y franceses. Y ahora, para volver a ayudarla, la Troika vuelve a exigir nuevos ajustes, recortes similares y, en definitiva, vuelve a hacer una propuesta en la que sigue sin respuesta el problema de fondo, lo que el Gobierno griego llama reestructurar la deuda, es decir, ajustarla a un calendario, cuantía y condiciones que permitan a los griegos salir del agujero.

Syriza ganó las elecciones precisamente como reacción del pueblo heleno frente a ese estado de cosas. Y su estrategia es expresión de ese objetives seguir imponiendo un modelo de política económica, o, un intento democrático de hacer frente a las políticas de austeridad, la lucha por la justicia social frente a la hegemonía del poder financiero.

Y a su vez la UE y el FMI, con sus leves concesiones en materias puntuales, muchas de las cuales son competencia exclusiva de los estados nacionales conforme al Tratado de Lisboa, tratan de impedir cualquier intento de confrontación, o simplemente de giro, de cambio de orientación, de un modelo de capitalismo financiero cuyos intereses tienen prioridad frente al estado social, en las políticas del núcleo duro de la derecha europea, alemana, pero también de la española.

Y como señala acertadamente Habermas, no cambia nada este escándalo la actuación que llama “débil y errática” de los dirigentes griegos, que ni han calibrado suficientemente sus fuerzas, ni han buscado forjar alianzas con otras fuerzas de la izquierda o con otros países de la eurozona, y que han utilizado la convocatoria del referéndum, impecable democráticamente, no tanto para legitimar una negociación, sino consciente o inconscientemente como honda contra sus socios europeos, que son además sus acreedores. La asimetría y desigualdad en el conflicto es así manifiesta.

Pero, reitero, el fracaso de Grecia sería el fracaso de la lucha contra la austeridad como eje de la política del euro y el fortalecimiento de un sistema en el que los bancos, y no los ciudadanos, van a seguir detentando la última palabra.

Manuel de la Rocha Rubí

PD: ¿Y a continuación a quien le tocara, Portugal, España, Italia?
Encomendémonos al diablo porque del "otro" ya estamos viendo lo que podemos esperar, miseria para los pobres, riqueza para los ricos.
40% mas de ricos en España, mientras el resto de la población pasa necesidades he incluso hambre, !y que viva la Troica y la derecha¡