Un año de vergüensa no, muchos años de vergüenza y robos. 22/10/2014 La salida de Rodrigo Rato del Partido Popular por el escándalo de las tarjetas opacas y aledaños huele a paripé o a componenda. “La persona a la que usted se refiere”, que diría Mariano Rajoy, ha presentado su baja temporal de militancia después de varios días de ruido mediático y de clamor de sectores del partido. E inmediatamente, la dirección del PP ha archivado el expediente disciplinario que tenía abierto. Será, siguiendo a su presidente, para no prejuzgar a su correligionario. El que fuera vicepresidente de Aznar y su candidato para sucederle (le dio dos veces calabazas) se ha ahorrado el mal trago de salir por la puerta trasera y muy pequeña del sótano y el partido, el disgusto de sacrificar en el altar público a unos de sus prohombres. Este ángel caído del paraíso neoliberal no se siente culpable del inmoral (y ya decidirá un juez si ilegal) uso de las tarjetas opacas. Todo un responsable de economía y hacienda de España durante ocho años y otros cuantos presidente del Fondo Monetario Internacional que se hace el sueco. Pero por escabroso e indignante que es el caso de las tarjetas black, aún ha sido más gravosa para la sociedad española la gestión de Rato y su antecesor, Miguel Blesa. Ambos dejaron a Bankia en la bancarrota y el rescate nos ha costado a los españoles 23.000 millones de euros. Que los árboles del lacerante episodio de las tarjetas no nos impidan ver el bosque de una gestión ruinosa cuya factura nos han pasado a los ciudadanos. * Miguel Ángel Vázquez es periodista |