Alcolea del Río - Sevilla

Es lo que tiene perder el poder omnímodo del que has disfrutado durante años, que te conviertes en un paria vulnerable a la venganza de tus enemigos. Que se lo digan a Esperanza Aguirre, que estos días está viviendo un via crucis a raíz de lo que se ha venido a llamar “el incidente”. Esta denominación, que parece sacada de Expediente X, es utilizada por la prensa para resumir la huída y atropello de la ex presidenta madrileña, porque no hay titular que soporte las peripecias de esta mujer cuando se pone en plan fitipaldi.

Huérfana de su bastón de mando, Aguirre tuvo que enfrentarse primero a unos liberados sindicales, gremio que le tenía ganas, que decidieron abandonar su mariscada diaria para disfrazarse de agentes de movilidad y multarle en plena Gran Vía. No contentos con eso, le lanzaron una moto de policía debajo de su coche y decidieron hostigarla hasta la puerta de su casa.

Aguirre esperaba que, tarde o temprano, se hiciera justicia, pero sus enemigos aguardaban agazapados, esta vez en la Audiencia Provincial. Concretamente en la figura de uno de esos jueces comunistas que abundan por doquier -quién no conoce a alguno-, Julián Abad, quien se ha sacado de la manga que eso de escaparse de la autoridad, embestir un vehículo policial y protagonizar una persecución por el centro de Madrid podría ser, quién sabe, un delito.

Se trata este Abad, sin duda, de un personaje rencoroso. No como los profesionales impolutos de la judicatura que anteriormente habían visto en “el incidente” una travesura sin importancia, digna de despacharse con un juicio de faltas. Sin ir más lejos, el juez al que ahora tiene que volver el caso para juzgar a la lideresa, Carlos Valle, y quien decidió que aquello era sólo una falta, no es una persona que se deje mangonear fácilmente: lo mismo salva la papeleta a unos militantes del PP sospechosos de agredir a un ministro socialista que mantiene durante un mes encarcelados a unos médicos acusados de abortistas.

Pero si de alguien hay que fiarse, como bien ha señalado la propia Aguirre, es del fiscal de Madrid, Manuel Moix, quien también compartía el criterio de que “el incidente” había sido algo leve y que es serio candidato a sustituir a la alegoría femenina de la Justicia. Porque, si la Justicia es ciega, Moix es cieguísimo, dado que “no vio” delito en la actitud de lideresa. En el caso del espionaje madrileño, Moix “no vio” delito en que Francisco Granados tuviera una cuadrilla de mortadelos a su servicio; en el caso del Madrid Arena, Moix “no vio” responsabilidad de la Delegación del Gobierno y “no vio necesario” imputar al jefe de Policía de Madrid. Es más, la única vez que Moix pareció quitarse la venda fue en el caso Blesa cuando “vio desproporcionada” la decisión de meter al ex presidente de Caja Madrid en la cárcel por las preferentes.

Después de lo que ha luchado el PP para tener colocado a un militante suyo al frente del Tribunal Constitucional, es una lástima que ahora lo eche todo por tierra un juez de segunda regional.

Marcos Paradinas es redactor jefe de ELPLURAL.COM

Saludos para todos los "grandes de España"...grandes de tragaderas.

10/09/2014

Así parece que funciona el Gobierno de España. Disponen de todos los medios para ser los mejor informados, sin embargo no se enteran de nada o no quieren enterarse de lo que les desagrada.

Insisten en hablarnos de recuperación cuando los ciudadanos están agotados, exhaustos de tanto esfuerzo por sobrevivir.

Nos hablan de las cualidades de la reforma laboral cuando no se crea empleo y el poco que hay es de muy baja calidad: jornadas de 12 horas, contratos por días, bajos sueldos.

Afirman que España forma parte de la locomotora alemana que arrastra el resto de Europa cuando lo que les cuesta a los ciudadanos es arrastrarse cada día por la vida.

Dicen tener todas las medidas necesarias para detener el proceso soberanista catalán cuando en realidad lo único que han hecho durante años es NADA y cuando se han puesto a hacer la torpeza les invade.

Quieren quitar privilegios a los aforados pero no quieren cambiar la Constitución.

Se les infla la boca hablando de derechos humanos cuando tratan como animales a los inmigrantes que buscan una vida mejor en Europa. En los últimos siete años se han gastado 72 millones de euros en fortificar las vallas.

En términos de la calle, la relación entre ciudadanos y gobierno del PP es de un diálogo de besugos.

No hay el más mínimo entendimiento.

Y en este caso el que se tiene que acercar a la calle es el Gobierno y no al revés. Da la sensación que no leen las encuestas, que no se relacionan con ciudadanos de a pie, con esos que van en bus o metro que son la mayoría, que no leen los medios de comunicación.

Desde que comenzó la legislatura han tenido las calles repletas de ciudadanos protestando y peleando por su sanidad pública, su enseñanza, sus derechos y ellos siguen con el mismo discurso. Nada les afecta.

La verdad es que es desesperante. ¿Qué hay que hacer para que se quiten la cera de sus oídos o se coloquen el sonotone?

O quizás es que simplemente les importa muy poco lo que opinen ese tipo de personas. Ellos gobiernan para “su gente” y éstos deben estar satisfechos… así lo parece por lo menos.

Mercè Rivas Torres es periodista y analista político

La verdad pura y dura, asi son las cosas y asi las sufrimos

saludos cordiales