Algo más de un euro Una empresa extremeña paga a sus trabajadores 1,2 euros a la hora. Es el tiempo de la miseria, la vergüenza para una nación que no puede soportar abusos que entran de lleno en el campo de la esclavitud. Serán mis compañeros quienes desvelen en su momento de qué empresa se trata, cuáles han sido los pasos de la inspección de trabajo, si la compañía puede acreditar lo contrario a lo que revelan los propios trabajadores. A la espera de la nominación de la vergüenza, sólo cabe analizar las causas de esta explotación. El hecho de haber convertido el derecho al trabajo en una simple mercancía, hace del ser humano un simple consumo intermedio del que se puede prescindir de la misma forma que se puede apagar la luz o cerrar un grifo. Ya el hecho de llamarlo mercado de trabajo es perder la primera de las batallas: la del lenguaje. El trabajo no es un mercado y, como tal, no puede considerarse en la busca desesperada de un punto de equilibrio en un eje cartesiano como si se tratara de un mercado de tomates o de tornillos. Pagar 1,2 euros a la hora, por debajo del salario mínimo es, evidentemente, ilegal. Fruto de haber convertido el factor trabajo en un bien o servicio en un favor del capital a los ciudadanos. Con la negligencia de las autoridades cuyo interés no es otro que precarizar las escasas rentas de las familias españolas y deteriorar las relaciones laborales de los ciudadanos. Un deterioro por el que se escapa la vigilancia, se impone la negligencia, sin una autoridad competente que defienda a la gente frente a los abusos, mientras se extiende el fraude contra unos trabajadores que buscan una renta para subsistir o un motivo para alimentar a sus hijos. Trabajadores cuyos derechos se diluyen en el disolvente de un gobierno que prefiere sanear los balances de las empresas más incapaces, que de defender una economía nacional basada en la competitividad derivada de la innovación, la creatividad y el emprendimiento. Pagar 1,2 euros a la hora a un trabajador es algo más que un abuso. Es un insulto a la inteligencia, a los derechos humanos y a la humanidad en su conjunto. P.D. ¿De esto no tendrá nada que decir Rouco Varela? |