Mi romería Yo solo pido Rosario que Tu me ayudes a decir lo que de niña aprendí junto al fuego de la leña y la lumbre de un candil. Así dos Alcoleanos Juana y Antonio llamados, mucho me hablaron de Ti. Me decían que eres morena y que tu alma es tan blanca como lo es la azucena y que en tus brazos Tu llevas un Niño que es tu tesoro al que le gusta jugar. Que al llegar al Algarrobo, en el matorral buscaba dulces moras en el zarzal y después con mucho esmero cogía para tu sombrero amapolas en el trigal. Y agua fresquista bebía en el arroyo que había al pie de tu blanca ermita en medio del olivar. Todo esto sucedía en un domingo de Mayo que en tu carroza venias rodeada de flamencas, hombres, cantes y caballos perfumada del jardín que en primavera es el campo. Oliendo a jara y romero y escuchado el tierno canto de la alondra y el jilguero. |