Alcolea del Río - Sevilla

Era ya casi la hora...mi corazón sentía sus latidos, miraba el reloj cada segundo...esperando verte llegar...
Entró un rayo de luz por la puerta, y tú le seguías a él...todo se iluminó, todo se llenó de color, de los colores más bonitos nunca vistos...el color de unos ojos brillando, el color de una sonrisa dibujada en un rostro, el color de un dulce beso, el color de un abrazo que llena el alma, que llena el corazón....
Todo lo que pueda expresar, será poco para definir la inmensa felicidad que tu presencia me regala, la paz que me transmite tu mirada...
Como expresar esa plenitud de felicidad?....es como respirar y sentir tus pulmones llenos de aire fresco, coger aire y sentir el aroma mas dulce, ese que nunca te cansas de oler, ese perfume que te eleva a mil sensaciones...
Es abrir los brazos, y sentir que rodeas todo un mundo con ellos...es tirar un beso al aire y saber que lo va a recoger quien tu quieres que lo haga, es susurrar en silencio...y saber que te estan escuchando, es sentir una risa como una melodía de violín.....
es despertar por la mañana, con la mas grande de las sonrisas, es mirar a tu alrededor y gustarte todo lo que ves, es estar despierta y creer que aun sigues soñando......mirar al rió, y sentir la brisa besar tu cara y un rayo de sol acariciándote, mientras piensas que no quieres que acabe el día, que quieres detener el tiempo, que no termine nunca ese momento....
No tengo palabras para definir el sentimiento que llevo en el alma... no, NO LAS TENGO......

Derrotada en cuerpo y alma... así me encontraste.
Me ofreciste tu ayuda y me abriste tu puerta para curar este cuerpo y su alma, pero nunca pensé, ¡que inocencia! que tu tratamiento causara tal dependencia.
Y ahora... ¡qué difícil es cruzar esa puerta, cuántos sentimientos se mezclan...!
La "alegría"... la alegría del encuentro. Mi corazón late con violencia, y tú lo sabes, notas mi temblor y por eso comienzas tu labor presuroso para desviar mi atención.
Una mano en mi frente, la otra en la nuca y tu voz, casi un murmullo, calman mi cuerpo y mi alma.
Después cierras mis ojos, tus dedos unidos sobre mi frente, y me abandono...
Elevas mis hombros y posas tus manos en mi espalda. A través de ellas siento cómo tu energía penetra en mi y mi cuerpo parece flotar en el aire. Subo más y más... pero no puedo llegar hasta el maestro, no puedo encontrarle.
Terminada la sesión, dejas de ser el maestro para ser mi amigo... ¿o tal vez mi amante?.
Tomas mi rostro entre tus manos y besas mi frente. Tus labios queman sobre mi piel. Y me estrechas entre tus brazos haciéndome sentir tan pequeña y vulnerable... Y no quiero separarme de ti.
Tus ojos se miran en los míos mientras acaricias mi cabello, y me invade el falso sentimiento de amar y sentirme amada mientras nacen en mi nuevos sentimientos: "deseo, pasión... y miedo".
Pero seguimos aquí, frente a frente. La razón ha vencido a la pasión y el temor al deseo.
Debo cruzar esa puerta... soy el agua de un río que ha perdido su cauce y tú el puente que pesa sobre mi. Sólo puedo rozarte.
Y nos despedimos, como dos extraños... sin pasado y sin futuro. Y afloran otros sentimientos: el "dolor" de la despedida, la
"incertidumbre" de un nuevo encuentro, la "esperanza" de que así sea y, cómo no... otra vez el miedo. Miedo a no cruzar la puerta.

Mario Benedetti nos habló de sentimientos de esta hermosa manera.

Una vez se reunieron en algún lugar de la Tierra todos los sentimientos y cualidades de los seres humanos.


Cuando el Aburrimiento había bostezado por tercera vez, la Locura, como siempre tan loca, les propuso: ¡vamos a jugar al escondite! La Intriga levantó la ceja intrigada y la Curiosidad sin poder contenerse le preguntó: ¿Al escondite? Y, ¿Cómo es eso?


Es un juego, explicó la Locura, en el que yo me tapo la cara y comienzo a contar desde uno hasta un millón y cuando yo haya terminado de contar, el primero de ustedes que yo encuentre ocupará mi lugar para continuar el juego. El Entusiasmo bailó entusiasmado secundado por la Euforia. La Alegría dio tantos saltos que terminó convenciendo a la Duda, e incluso a la Apatía, a la que nunca le interesaba hacer nada. Pero no todos querían participar. La Verdad prefirió no esconderse... ¿Para qué? si al final siempre la hallaban. Y la Soberbia opinó que era un juego muy tonto (en realidad lo que le molestaba era que la idea no hubiese sido de ella)...y la Cobardía prefirió no arriesgarse.


Un, dos, tres... comenzó a contar la Locura. La primera en esconderse fue la Pereza, como siempre tan perezosa se dejó caer tras la primera piedra del camino. La Fe subió al cielo y la Envidia se escondió tras la sombra del Triunfo, que con su propio esfuerzo había logrado subir a la copa del árbol más alto. La Generosidad casi no alcanzó a esconderse, cada sitio que hallaba le parecía maravilloso para alguno de sus amigos... que si un lago cristalino para la Belleza... que si una hendidura en un árbol… perfecto para la Timidez... que si el vuelo de una mariposa lo mejor para la Voluptuosidad... que si una ráfaga de viento magnífico para la Libertad... así terminó por acurrucarse en un rayito de sol. El Egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy bueno desde el principio: aireado, cómodo... pero sólo para él. La Mentira se escondió en el fondo de los océanos (mentira, se escondió detrás del arco iris). La Pasión y el Deseo en el centro de los volcanes. El Olvido... se me olvidó dónde se escondió el Olvido, pero eso no es lo más importante. La Locura contaba ya novecientos noventa y nueve mil novecientos noventa y nueve... y el Amor no había aún encontrado sitio para esconderse entre sus flores.


Un millón contó la Locura y comenzó a buscar. La primera en encontrar fue la Pereza... a sólo tres pasos detrás de unas piedras. Después se escuchó a la Fe discutiendo con Dios sobre teología y a la Pasión y el Deseo los sintió vibrar en los volcanes. En un descuido encontró a la Envidia y claro, pudo deducir dónde estaba el Triunfo. Al Egoísmo no tuvo ni que buscarlo, él solo salió disparado de su escondite, que había resultado ser un nido de avispas. De tanto caminar sintió sed y al acercarse al lago descubrió a la Belleza, y con la Duda resultó más fácil todavía, pues la encontró sentada en una cerca sin decidir aún dónde esconderse.


Así fue encontrando a todos. Al Talento entre la hierba fresca... a la Angustia en una oscura cueva... a la Mentira detrás del arco iris (mentira... en el fondo del mar). Hasta el Olvido... ya se había olvidado que estaba jugando a las escondidas. Pero sólo el Amor... no aparecía por ningún sitio. La Locura buscó detrás de cada árbol, bajo cada arroyo del planeta, en la cima de las montañas, y cuando estaba por darse por vencida, divisó un rosal y pensó: el Amor siempre tan cursi, seguro que se escondió entre las rosas... tomó una horquilla y comenzó a mover las ramas... cuando de pronto un doloroso grito se escuchó... las espinas habían herido los ojos del Amor, la Locura no sabía que hacer para disculparse: lloró... rogó... pidió perdón y hasta prometió ser su lazarillo.


Desde entonces, desde que por primera vez se jugó en la Tierra al escondite, el Amor es ciego... y la Locura siempre lo acompaña.

Un saludo amigos, Rosalino

Gracias Rosalino, gracias Mercedes.
Me tenéis entusiasmada con lo que acabo de leer.
Últimamente entro poco en el foro, pero,por cositas como esas merece la pena echarle un vistazo de vez en cuando.
Mi enhorabuena a los dos, es muy agradable dormirse con un poco de "música literaria". Ayuda a conciliar el sueño.
Un abrazo a ambos y buenas noches.
Pepa Valero.

Gracias Arva, perdona no he visto hasta, ahora mismo, tu nombre en el inicio.
Ya no son dos, ahora sois tres a los que tengo que agradeceros el que lo halláis compartido con todos tan lindos sentimientos.
Ánimo, a ver si cunde el ejemplo.
Un abrazo.
Pepi

He querido meter en una botella unas pocas de ilusiones para todos.un abrazo para el que lo quiera recibir,un saquito de buenos recuerdos de los que nos dan vida y alegría,unas tijeras para cortar todo lo malo que nos ha pasado,unas gafas para ver todo aquello que no tenemos claro,para poder ver mejor con más amor y respeto a los demás,unas agujas para poder tejer nuevos sueños e ilusiones,una lupa para aumentar las respuestas que necesitamos,para que nos veamos aumentados por dentro para valorarnos y valorar a los demás.La botella lleva un tapón para que ninguna sonrisa se nos escape,para que no se marchiten los buenos deseos,y puedas escuchar todos los sonidos que he querido meter dentro.
Entre las cosas más sencillas se encuentran miles de partículas de felicidad...

Pepa estas perdonada...jajjja Un beso