el ojo izquierdo "Hubo un tiempo, no muy lejano, todavía en la primera década del siglo XXI, en la que en un país indeterminado había una Caja de Ahorros que era todo un lujo: fuerte, potente, lustrosa. Y en su Consejo de Administración se vivían placenteras sinecuras, al tiempo que se ventilaban los malos humores y las traiciones entre los que más mandaban. Llegó entonces la ola de las privatizaciones y unas crisis muy malas, la jefa de la región se empeñó en que allí se necesitaba otra persona para regir aquello, y navajas mediante se recurrió a un viejo amigo, la lumbrera de su partido y la estrella refulgente en el ideario de la llamada lideresa. Y aquel jinete plateado no solo no resolvió nada, sino que en comandita con los máximos representantes de la política del momento, vio cómo su cintura engordaba por las muchas grasas saturadas que le hacían engullir, algunas provenientes de la amiga valenciana y que él, soberbio, pensó que le servirían para ampliar su imperio y servirle de escudo. Pero llegó un momento en que todo se hizo demasiado grande, el fiasco creció y creció hasta que las autoridades bancarias planetarias, que se dice, dijeron ya está bien, ordenaron tocar a escabechina y allí fue la de dios es cristo. Se les obligó a nacionalizar el banco –¡a ellos, los cantores del liberalismo!-, a cambiar al responsable y ahora a ver qué pasa. Y mientras, hay que recordarlo, aquel Consejo estaba lleno hasta el último día de influyentes políticos y probos sindicalistas, que nunca levantaron la voz para protestar por aquel aquelarre, pero que no faltaban a la cita para cobrar sus generosos emolumentos. Hay un añadido: como los mandamases son como son, pretenden ahora que nos traguemos un cuento de hadas. Pues no: el FMI, el BCE y el resto de bancos privados españoles, que tratan por todos los medios de no poner un duro, han sido quienes han forzado la nacionalización. Rodrigo Rato no dimitió, es que le han echado a la calle, y él, como es evidente, no ha podido proponer a nadie, que para eso es el defenestrado, sino que se ha elegido, con el consenso de los grandes financieros, a un señor que puede empapelar su despacho con billetes de 500 euros, de tantos como le sobran. Y es mentira, finalmente, que Goirigolzarri haya pedido nacionalización alguna, que ya estaba decidida desde que Guindos y Rajoy, la semana pasada, le ciñeron la corona. Y, si me permiten decirlo, da la impresión de que la CNMV ha dejado caer la acción en estos tres días, sin suspender la cotización, para hacer aún más imprescindible –y vendible- toda la maniobra. Perverso que es una. Queda por ver si hay una última mentira: que la nacionalización no le va a costar dinero al contribuyente. Pero la operación de convertir en acciones los 4.464 millones del FROB hiede. Apesta. Con perdón. A ver cómo me sale hoy esto, que escribo agarrado al tridente de Neptuno. Incomodísimo. Y veamos qué dicen nuestros habituales. Martín Prieto, en La Razón, cuenta cosillas: “No es difícil tener empatía con Rodrigo Rato, esa mirada larga y de lejanías, que le hace parecer un niño pijo, y quién sabe si lo será”. Bueno, si él lo dice. “Tenía la finca, con un adorable molino de agua, lindera con la de la madre de Ágatha Ruiz de la Prada, y le veíamos cabalgar por el monte para verse con Pedro J. Ramírez”. Encantador. Y, por fin: “Los políticos en la banca son dinosaurios en vías de extinción y un hombre tan informado como Rato ha metido los pies en todos los charcos. Injustamente la política tampoco le será propicia y su historia parece pareja a la de su antecesor Strauss-Khan, pero sin sicalipsis ni negra en habitación de hotel”. Ya. Y editorial, pequeñito, no vayamos a comprometernos demasiado: “El respaldo del Gobierno al saneamiento de Bankia, al margen de su fórmula técnica concreta, es argumento suficiente para tranquilizar a sus empleados, accionistas y ahorradores. La entidad financiera es sólida y posee los recursos necesarios para asentarse como cuarta de España. Ahora, con el relevo de Rato por Goirigolzarri sustanciado ayer, se trata de que su consolidación no resulte onerosa para el erario público, de que recupere la confianza de los mercados y de cambiar sus órganos rectores con criterio profesional. Y todo ello debe realizarse con total transparencia”. Por si acaso. En El Mundo también hay editorial. ¿Y saben ustedes qué cuenta? Pues esto: “El gran error viene de la negativa del Gobierno socialista a reconocer la realidad del sistema financiero español en el inicio de la crisis, lo que llevó a la toma de decisiones equivocadas en el proceso de saneamiento que generaron continuas dudas en los mercados. Hoy, llevamos tres reformas financieras desde que en junio de 2009 se creara el Frob -más una cuarta que aprobará el Gobierno ese viernes-, 15.762 millones del erario inyectados a los bancos, un sinfín de fusiones... y los inversores internacionales siguen con las mismas dudas sobre nuestras entidades”. ¡Cómo si tuviéramos alguna duda de quién era el culpable! Menos mal que tenemos a Rajoy: “Dejar caer al banco -el cuarto por activos- hubiera sido una total irresponsabilidad por parte del Gobierno por la incertidumbre que habría generado entre millones de clientes, pero sobre todo, porque podría haber puesto en grave riesgo de quiebra todo el sistema financiero español, cuya credibilidad quedaría bajo mínimos ante los inversores internacionales”. A Abc todo le parece muy bien: “Esta difícil iniciativa del Gobierno con Bankia revela, además, dos lecciones que hay que aprender urgentemente. La primera es que sin una reforma integral del sistema financiero es imposible la recuperación económica de España. La segunda es que cuando los problemas están localizados y diagnosticados no se puede dilatar la toma de decisiones. Rajoy ya ha anunciado que está dispuesto a hacer cosas que había dicho que no haría. Este pragmatismo le honra, porque lo libera de prejuicios ideológicos, y de cualquier otra clase, ante la toma de decisiones que, a corto plazo y de manera drástica, deberá seguir aplicando”. ¿Prejuicios ideológicos, dice Abc? ¿Tan malo es tener alguna que otra convicción, o es que todos debemos ser de plastilina, como lo es quien ustedes y yo sabemos? Martín Ferrand lleva unos días que para qué, que lo mismo le pido que haga este chiringuito martes y jueves, por ejemplo. Y si no, lean: “El ánimo ciudadano decae ante acontecimientos como este, en el que ya no tenemos Caja y al parecer, tampoco tenemos Banco. Sobre todo porque no se avenían las responsabilidades habidas y tampoco se exhiben en la correspondiente picota para pública vergüenza a los malos de la película. Además, deberían guardarse mínimamente las formas. Un Gobierno, con la ‘ayuda’ de los presidentes del Santander, BBVA y La Caixa, desnombrando y nombrando a Rato y a Goirigolzarri es algo impúdico”. Ya me dirán si no parece escrito por este mismísimo catavenenos… Claro que al lado está Fernando Fernández, que afirma saber de estas cosas de la economía y nos ilustra así: “El Gobierno se ha atrevido a resolver el problema bancario. Nos costará dinero, pero mucho menos que seguir escondiéndonos”. Madre mía, lo que nos temíamos… Alguna vez les he dicho que las desgracias nunca vienen solas, que a uno se le muere el padre y al otro se le estropea el mechero. Ayer, además, la Bolsa se desplomó y ya está a niveles de 1997, mientras la prima de riesgo superaba los 450 puntos. Pero dado que todo ello es culpa del anterior Gobierno, para qué se van a preocupar los chicos de la fiel infantería. ¿O es que no notan la extraordinaria labor de recuperación de la economía que han llevado a cabo Mariano Rajoy, Luis de Guindos y Cristóbal Montoro? Pues entonces…" |