Navas de Oro - Segovia

Érase una vez un pueblo gobernado por un personaje oscuro y autoritario. En democracia las mayorías absolutas tienen estas cosas. El pueblo se acostumbró a que los cercanos al regidor se vieran beneficiados. Muchos otros, críticos, se vieron perjudicados. Pero seguían las mayorías absolutas y poco se podía hacer, seguir tirando. De repente en unas elecciones cambió la situación, no hubo mayoría absoluta. Todo el pueblo asombrado, para bien o para mal, vió como se tenían que hacer pactos y acuerdos. Se resucitaron los plenos, se resucitó la participación y se promovió el diálogo, hasta se fomentó una iniciativa popular. El tema era peliagudo, las fiestas. Las reacciones en contra fueron exageradas incluso por personas contrarias al autoritarismo anterior. Aún así se recogieron firmas y se celebró la votación. Ganó lo que una mayoría clara votó, no sin antes insultarse al alcalde y a algunos concejales que apoyaron una iniciativa que salió del pueblo. Esos concejales y ese alcalde escucharon a vecinos y propusieron el tema a todo el pueblo, no hacían otra cosa que cumplir con su deber de escuchar y fomentar la participación ciudadana, soportando insultos y menosprecios. El precio de trabajar para los demás por nada, por pura vocación política, pero auténtica, y con ideales democráticos demostrados en la oposición. No son héroes pero sí que hicieron su trabajo.
Hubo 200 personas en ese pueblo que han quedado por encima de muchos otros. Son esos 200 que, anteponiendo sus ideas con respecto a la consulta (cuya proposición no les gustaba o simplemente no la querían) firmaron por un acto democrático. Pusieron la democracia y la participación por encima de su opinión o gusto sobre la propuesta.
Enhorabuena a los 200. Han demostrado su tolerancia, su talante democrático y su voluntad de participación. Además ha ganado la opción que ellos querían. Han ganado en todo. Pero también se han implicado en todo y han corrido con el riesgo de la participación y la democracia.
Vosotros 200 sois pegueros ejemplares. Un ejemplo a seguir.
¡¡¡VIVA SAN ANTONIO!!!. ¡¡¡VIVA NAVAS DE ORO!!!.

Es verdad que da vergüenza ajena ver como los que antes callaban ahora ladren y despotriquen por cualquier cosa que no les guste, e intenten con ladridos imponer su voluntad. Esa voluntad que antes tan miserablemente escondían entre las piernas. Las voluntades de cada uno se hablan y discuten con la normalidad que nos da la libertad democrática que ahora tenemos. La democracia es tolerancia y antes no teníamos ninguna de las dos cosas. Muchos confunden el derecho de opinión con imponer su criterio descalificando a quien no le comparte. Esto nos lleva a ver situaciones kafkianas, envalentonadas por la ignorancia del que desconoce la vida en democracia.
Luego están los cuatro listillos(?) partidarios del personaje oscuro y autoritario que aprovechan cualquier ocasión para sacar partido. Es una extraña y explosiva mezcla esta de los amantes de tiempos añejos, resentidos por su perdida de influencia, y los vocingleros ruidosos. Son parte de este pueblo pero no determinantes, y cada vez menos.