Cuéllar - Segovia

Dice una canción que se le canta a los niños que "estaba el señor Don Gato, sentadito en su tejado". Ahora ya no está, pobre, y es algo que a mi me apena mucho, a mi y a los niños. Y os preguntareis por qué ya no está Don Gato sentadito en su tejado. Bien fácil. No cabe. Si, no cabe, habeis oido bien. El pobre Don Gato pasaba sus días en el tejado del antiguo Sempa (la nave al lado de la gasolinera de Santa clara), pero ya no puede, hay overbooking. Ahora ese tejado ha sido ocupado por una diligente cuadrilla contratada por el diligente Manki para colocar las tejas que en otros tiempos se quitaron. Y como es tarea ardua y de gran complejidad, pues se suben de doce en doce mientras otros dos observan desde el suelo la apasionante tarea de colocar una a una las tejas, medidas, en su sitio, sin margen de error, como un trabajo propio de un maestro relojero (a poder ser suizo) que para eso ya hay más de 12 ojos que supervisan la labor. Así que mientras esta larga y compleja labor dure, tendremos que resignarnos a ver a don Gato lejos de su tejado y tendremos que cantar aquello de "estaba el señor don Gato, esperando a que le acaben el tejado".
Ah, señor alcalde, no estaria de más que a esa multitud que se sube al tejado de don Gato, les diera un casco y algún arnes, mas que nada por si se caen.