El Álamo de las Eras.... EL VIEJO ÁLAMO Paseando un tarde por la plaza de las Eras como en tantas tardes cuando era niño, me detuve un momento contemplando a nuestro viejo álamo que se encuentra herido. Un álamo de buen porte y tronco grueso, que antaño lucia un traje de buen corte mimado con cariño, Un álamo orgulloso, verde esperanza que sobre el juegan los niños Contemplé con pena y con tristeza que de nada nos vale el poderío, cuando la injisticia se sienta en nuestra cama y en silencio esperando sin hacer apenas ruido. Que de nada nos vale nuestro orgullo, ni el dinero, ni siquiera nuestros bríos. Poco a poco tus hojas te estan abandonando, más tardes, tus ramas y corteza te dejarán desnudo. Tu cuerpo quedará sin ropa ni vestido. En tu cuerpo desnudo, penetra fácilmente la lluvia, los insectos y los fríos. Las nieves y heladas del invierno, entrarán en tu cuerpo con sigilo. Las lluvias de Febrero y los vientos de Marzo de ramas te dejaron casi limpio. Las lluvias de Abril y el sol de Mayo no pudieron que en ti naciese un nuevo hijo. La muerte te llegará de madrugada, la muerte te llegará con gran sigilo. La poca salud con su dalle afilado segará tu lozanía y tus bríos. Los hielos y nieves del invierno te iran marcando el camino. de la remodelacion de tu plaza que poco a poco abarán contigo Las lluvias que un día a ti te hicieron ser; el álamo más fuerte y más lindo, de esta plaza de las Eras que te quiere y mima con cariño quitaremos de tu copa todas las ramas secas por algun que otro descuido para que tu tronco tenga nuevos brios y puedan subierse a Tí jugando los niños. No serás jamás melena de campana que llame a los rezos los domingos. Ni lanza de carreta que recorre cantando polvorientos caminos. Quizás un día ardas en un hogar y tal vez asen castaña los niños, esas castañas tan pobres y humildes que hacen que los días sean domingos. Ayer yo paseaba por las Eras mirandote con mi pesar y sigilio Contemplé con pena y con tristeza el orgullo de un álamo rendido. Un álamo que se está muriendo en soledad con la mirada de todos los vecinos impotentes de no poderte conservar tu juventud, y frescura como cuando eras un niño. |