Navasfrías - Salamanca

“En la villa de Navafrías a ocho de Enero de mil ochocientos noventa y tres... compareció D. Pedro Píriz Alejo... casado... maestro de Instrucción Primaria... con el objeto de que se le inscriba en el Registro Civil de este juzgado una niña que al efecto como padre de la niña declaro: que la recién nacida es hija legítima del declarante y de su esposa...; que dicha niña nació en casa del declarante el día siete del actual a las dos de la mañana y que a la expresada niña se le ha de poner el nombre de Eudoxia”.1De este modo quedó constancia del nacimiento de la que habría de ser la primera médica del siglo XX en Andalucía y a la que a su vez le cabría el honor de ser la primera mujer que pisó las aulas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada. Eudoxia Píriz fue pionera en Granada y en Andalucía, porque hasta el momento, tradicionalmente las mujeres habían estado vinculadas a tareas sanadoras pero fuera de los patrones de profesionalización. Con la institucionalización de los estudios de Medicina surgieron normas que prohibían el acceso de las mujeres a los mismos, por lo que la incorporación a las profesiones médicas no se realizaría de forma generalizada hasta el siglo XIX.2Históricamente, cuando en el siglo XIII se vedó a las mujeres los estudios médicos universitarios surgieron, de forma paralela, redes de mujeres con un gran conocimiento de la farmacopea y una práctica empírica de curas y remedios que se trasmitían oralmente de unas a otras, constituyéndose una “profesión médica sin título” que atendería las demandas de las clases populares que no tenían acceso a los médicos “cualificados a través de las Universidades”. Estas mujeres estarían muy ligadas a la práctica ginecológica, ejerciendo de comadronas, aunque también en general fueran consideradas como “aborteras”. Sin embargo, este ejercicio de la medicina, basado más en la observación empírica que en la fe o la doctrina, provocó un gran malestar en una sociedad dominada por los patrones patriarcales que consideraban la ciencia como algo masculino, relegando al campo de la superstición el saber femenino. Las sanadoras/comadronas serían asociadas con las brujas, quedando su actuación rodeada por un halo de superstición y temor. Desde el momento en que esta profesión femenina paralela quedó instaurada, se lucharía por todos los medios por eliminar a las mujeres de la práctica médica.3 Sería a partir del siglo XIX cuando las mujeres consigan acceder a los estudios universitarios de manera generalizada, lo que permitiría, no sin dificultades, un ejercicio profesional de la medicina. Pero en España, el número de profesionales mujeres será insignificante en esos momentos con respecto a otros países, y en nuestro país existió una gran oposición a que las mujeres desempeñaran esta profesión, consecuencia del gran arraigo del catolicismo y
1 Extracto del Certificado de nacimiento de Eudoxia Píriz Diego. Archivo Histórico de la Secretaría de la Facultad de Medicina de Granada. Sign. 612 – 107.