REDACCIÓN:

El 21 de junio comienza el verano. Ésta es la estación más calurosa del año. Durante ella tiene lugar la recolección de la cosecha que nuestros agricultores sembraron en otoño e invierno.

Galinduste es mayoritariamente agrícola, por eso, llegando estas fechas, el labrador prepara su hoz y su guadaña, casi con ilusión, pensando en recoger aquello que servirá de sustento para su casa para todo un año, e inclusive para dejar simiente para el próximo.

Los trabajos suelen hacerse en familia, repartiéndose entre la siega y la era.

Cuando la cebada va granando, los primeros en apropiarse de ella son los gorriones (aquí llamados pardales), por eso los agricultores intentan despistarlos con espantapájaros y cencerros.

Una vez seca la espiga, llega la hora de la siega. Al venir el día el segador empieza su trabajo: siega la mies, la agavilla y el rapaz la reúne en haces atándoles con cuerdas de esparto.

El zagal, montado en un burro con aguaderas viene a casa a buscar la comida. El menú no varía durante los 30 ó 40 días que dura la siega: garbanzos con tocino y chorizo.

El regreso a casa es al oscurecer, después de 14 horas de trabajo. Estamos en el solsticio de verano y los días son mucho más largos que las noches.

La tarea del segador es dura, por ser constantemente a pleno sol.

En la era se prepara el carro, el trillo, la horca, el bieldo, la bielda, rastrillo, escobón, pala, el tajo, la aijada, coyundas, sobeo, estrinque, etc... y el botijo, que hay que dejarle lleno de agua por la noche para que esté fresca por el día.

El acarreo de la mies se hace con el carro y yunta de vacas, a primera hora de la mañana, porque a las vacas después hay que engancharlas el trillo.

Previamente se ha extendido la mies, y ya preparada la "trillica", bien cubierta la cabeza con pañuelo y sombrero, y los brazos y piernas por una bata larga de cretona, da vueltas a la parva hasta que el grano y la paja se separan.

Los chavales y chavalas de Galinduste, hacemos que este trabajo tan rutinario resulte más llevadero cantando canciones de moda como: "La Campanera".

Cada cierto tiempo hay que tornar la parva, es decir, dar la vuelta a la mies con el bieldo.

La trillada se recoge con la yunta y la cambiza, dejándolo en forma de cono (que se limpia a todos los vientos), o rectangular, orientada al viento que el labrador sabe suele hacer en verano.

Día de viento ... ¡hay que aprovechar!: los hombres a limpiar y las mujeres a balear.

Tambien las mujeres van a espigar las espigas que quedan sueltas en la tierra después de acarreada.

Ya limpio el grano, se lleva a entregar a la panera del Servicio Nacional del Trigo, para sacar el dinero que cubrirá los gastos de todo el año. Se transporta en costales de 2 fanegas.

La paja se lleva en el carro, a granel, a meterla en el pajar por un bocín y otra persona la colocará dentro.

La última faena del verano será barrer la era. Esto suele coincidir justo cuando salen las "quitameriendas".



Nota: He querido revivir este recuerdo que conservo en mis cuadernos de niñez, como homenaje a los agricultores de Galinduste y también, para que los niños de hoy conozcan el vocabulario que utilizábamos en los años 50.

Éstos también hacen redacciones de "El verano", pero utilizan otras palabras como: vacaciones, playa, piscina, parque temático, campamento, play-station, etc..

No son mejores ni peores, simplemente distintos.


MARÍA DEL CARMEN HERNÁNDEZ MÉNDEZ