El Bodón - Salamanca

Quiero escribir una carta a los Reyes Magos de Oriente, aunque hoy, todavía, me parecen mágicos.
Cuenta la leyenda que la tradición del árbol de Navidad nació en Centroeuropa, tal vez por los Alpes austriacos o en la Selva Negra alemana. Sucedió que una noche fría de invierno. Un niño se perdió en el bosque. Tenía frío y hambre. El miedo lo atenazaba ante la inminente caída de la noche. Fue entonces, a punto de fallecer, cuando lo encontraron un leñador y su esposa. Decidieron llevarlo a casa. Lo obsequiaron con ropa seca y comida. Llegada la hora, el niño se durmió en la alfombra, junto a la chimenea, los ancianos se fueron a la cama.
Al amanecer, se levantaron, el niño se había convertido en ángel. En agradecimiento le dio una rama de pino y le dijo que la plantaran. En años sucesivos del árbol daba sus frutos: nueces de oro y manzanas de plata.
San Nicolás de Myra, Santa Claus, fue un niño de familia adinerada que, al fallecer sus padres, decidió vender toda su fortuna e invertirla en regalos para los niños más necesitados.
De la fusión entre estas dos leyendas ha surgido la costumbre de poner regalos a los niños bajo un árbol de Navidad.
Como estamos en El Bodón, y seguimos las tradiciones, plantamos un árbol en cada hogar, bajo el cual los Reyes Magos van dejando los paquetes con regalos para toda la familia. Yo este año no les pido nada, estoy dichoso con todo lo que me han ido dejando a lo largo de la vida. Es más, como tardamos poco en hacernos viejos y mucho en hacernos sabios, quiero que se lleven todo lo que me estorba.
Quiero que se lleven el paro para que todo el mundo pueda pagar su casa y sus deudas, que puedan ofrecerles regalos a sus hijos.
Quiero que se lleven las enfermedades de los que nos rodean, que no falte nadie para el año próximo. Que no se prendan cirios porque la vida se acaba.
Quiero que se lleven los rencores y los enfados habidos y que solo reine la alegría.

En nombre de los Reyes Magos de Oriente, este año, bajo el árbol de Navidad que he plantado, sin lucecitas para aliviar la crisis, tan solo con trocitos de algodón y alguna caja de cerillas que ya hizo su trabajo, voy a dejar una caja enorme envuelta con un hermoso lazo. Sé que los míos cuando la abran y la vean vacía en su interior me dirán que no tiene nada. Es entonces cuando les entregaré el mejor presente, les diré que es un regalo imaginario, y que la vean llena de besos, llena de abrazos, llena de sonrisas. Cuando se sientan solos que cojan unos besos, unos cálidos abrazos, y las mejores de mis sonrisas, sin límite porque no se terminarán por mucho uso que hagan de ellos.
Después intentaré cubrir sus deseos, en forma de regalos…

Que los deseos de tu mágica carta se hagan realidad.

Que la crisis y el paro que tanto ahoga a muchas familias, poco a poco

nos vaya abandonando.

Que nuestros políticos piensen un poquito en nosotros.

Y que en estas fiestas haya paz, amor y sobre todo salud.

saludos.

Yo también les pediría a los Reyes Magos, para mí, y para aquel que lo quiera.
Un corazón abierto a los demás, sobre todo a la familia, a los más cercanos.
Un corazón lleno de paciencia, que por algo de más que la madre de todas las ciencias.
Y sobre todo un corazón que nunca, nunca le falte la alegría.