El Bodón - Salamanca

Un dagal como Yo, que tenia las manitas arrecías, y me colgaban las velas,iba por la piñuela comiéndome las cinco jeringas que me había dado la tía Munda,jeringas que me daban la vida, casi tan ricas como la torta de la matanza en casa de la Tía Tiva; se me jorraban los piececitos hacia el serón, sin calcetines, con mis albarcas, deseando volver de Valquemada para jugar al hinque, al aro, o a tirar piedras a los agujeros de los cernícalos, en la parte trasera de la Catedral. Pero los perrazos del Tío Hilario le mordían a mi burrín, el chinas. Pero Yo me ponía de pié en el chinas para llegar a las bellotas, y llevar a la escuela, porque si no me pegaban los niños grandes; con mi cabás mi pizarra y pizarrín, don Fructuoso me decía que había que echar una perra o un perro a los chinitos, en una cabeza con una ranura. Y fuí a por bruños, y casi le abrí el saco de chochos que mi padre tenía en el regato al lado del huerto para que se ablandaran. Oseaba pájaros, pinche de los segadores, pero nunca aprendí a silbar; mis hermanos y Yo un día llenamos un balde de lagartos, para comer claro; que cazábamos con un gancho. Y había muchas camisas de culebras, y moruja, y acederas, y una viña cerca del teso; y a mi burrín le gustaban los jaramagos, y a mí los chochos y el palo dulce, y chupaba los carámbanos que colgaban de las tejas; y mientras llegaba la burricá, jugábamos a la chirumba, y tocaba la zambomba en la matanza, y dormía cara al cielo en la era con el trillo a mi lado, y el muelo, y la parva, y el botijo; y cogía con una pala y una escriña, las boñigas de la carretera, porque solo pasaban dos coches: la Serrana y el aiga de un torero, Jumillano, creo, ¿o era Pedrés? Y con la bola de estopa metida en la taca llegaba hasta el techo del pórtico de la catedral. Y salieron tantos pollos de perdiz de un nido, que corrí detrás de todos para un lado y otro, y no atrapé ninguno. Y cuando me dijo Antonio Mieloja que pusiera la oreja en la peña del esquilón, que se oía música celestial,...todavía me duele el gran coscorrón que me dió. !Hay los segadores! !Cuánto los he amado a lo largo de mi vida! Y a la Tía Lorenza, que me hizo una zamarra con piel de oveja...lo mejor que he tenido en mi vida. Que dios la bendiga.

Muy bonito Francho como siempre , creo que nos identificamos todos con tus vivencias que son las de todos los niños de aquella epoca