Carrasco - Salamanca

Para conocimiento de muchas personas que nunca han visto la forma de atar las semillas una vez segadas, os informo:

La cebada la atábamos con un puñado pequeño de las plantas del centeno, pues crecen mucho y daban para poder hacer los haces grandes.

Ibamos donde teníamos sembrado el centeno y segábamos como un haz grande, lo llevábamos a donde estaba la cebada y cogiendo como digo un puñado pequeño atábamos la cebada.

Y como se ataba? a una vuelta y a dos llaves, o bien a lazada, se metía por debajo lo que podíamos llamar como si fuera un cinturón.

Como se hacían las dos llaves? se ponía el cinturón alrededor del haz, se daba una vuelta del mismo alrededor de las espigas y luego se cogían unas pajas de del haz y se le daba una vuelta alrededor del cinturón, se repetía otra vez lo mismo y así es lo que llamábamos las dos llaves.


El centeno se ataba con sus propias pajas, como son largas daban para poder atar perfectamente lo que daba de sí un haz.

El trigo, este era otro problema, como esta semilla es y era la que se usa para hacer el pan, no usábamos las pajas del centeno para que no se mezclaran, atábamos con las pajas del trigo, pero que pasaba? como eran cortas atábamos a los llamábamos a "dos panes", como si fueran dos cinturones cruzados entre sí y daban la longitud de lo que pudiera ser una de la del centeno, así podíamos atar perfectamente los haces.

Esto que se lo pregunten a las mujeres que eran las que más hacía este oficio.

Era un poco mas pesadito y entretenido, pero era lo que había, ajo y agua.

No se usaban cuerdas, cuando llegaron las máquinas de segar, ya usaban cuerdas, todo era mas cómodo y más rápido.

Pero para conocimiento, cuando se hacía el acarreo de las mieses, las que estaban atadas con cuerdas de las máquinas se cargaban peor que los que estaban atados con productos naturales.

Alguno pesará y porque? los haces eran más pequeños los que hacían las máquinas, más planos y se colocaban peor en los carros y tractores.

un carro de haces atados a máquina, se le podían caer mas facilmente parte de sus haces.

Los atados a mano, casi imposible, se podían trabar mejor entre ellos, eran más redondos y no resbalaban tanto.

Bueno no os canso más, otro día os contaré más cosas.

Un abrazo.

Juanito