Vilagarcía de Arousa - Pontevedra

"Día 15 de agosto estamos en Vilagarcía de Arousa, se celebran las fiestas del pueblo y dentro del programa el día de San Roquiño o pequeno. Son las 11:45 de la mañana y estamos en la misa que se celebra en la explanada de la capilla de su mismo nombre.
Es el momento de dar "LA PAZ", el sacerdote oficiante de la misa se acerca a la primera fila de sillas en donde están las autoridades, dándoles la mano a cada uno de ellos, excepto a dos personas que estábamos en la misma fila pero que no éramos “personas relevantes”. Una de ellas la que suscribe.
No quiero acordarme como me sentí en ese momento, menospreciada, ignorada e indignada. Entonces pregunté ¿Cómo es posible que en un acto religioso se marquen esas diferencias entre autoridades o personas relevantes y otras que simplemente somos fieles o gente anónima?
Yo como cristiana y católica no me gustaría que estos hechos se repitieran por mucho protocolo que exista. Jesús no entendía de protocolo, para él todos somos iguales, escribas, fariseos, enfermos, sanos, ricos y pobres.”