Villarramiel - Palencia

Ayer, me dejé caer por el pueblo. En el campo de fútbol se jugaba un partido entre los locales y los chavales del pueblo de al lado. Hacía un frío del carajo, pero era mayor la curiosidad por ver cómo daban los aficionadas tres patadas a un balón que las ganas de quedarme en casa haciendo........nada.
Subí a una grada y la defino así siendo más que generoso, que se encuentra al lado de los banquillos, por tener una mejor visión del terreno. Todo iba de manera más que correcta y dentro de la corrección incluyo las pequeñas fricciones, entre contendientes, lógicas de éstos eventos, hasta que empezaron a sacar los pies del tiesto cuatro o cinco chavales con aspecto de no saber o no tener más que hacer un domingo por la tarde. Comenzaron profiriendo frases de mal gusto, sin ingenio ni chispa alguna (en la capacidad para crear sarcasmos se encuentra la inteligencia de las personas), siguieron faltando al respeto sin ton ni son y como fuera que nadie les entró al trapo terminaron insultando a todo el mundo dando una impresión de incultura y catetismo superlativos, por no hablar de educación, que saltaba a la vista, brillaba por su ausencia. El resto del público, totalmente correcto sin insultos ni malos modos, sólo las protestas típicas y normales.
Y así se pasó el domingo con más pena, en lo alto de aquella grada, que gloria en el resultado.

Desgraciadamente pasa en muchos más sitios.

que delicados estamos ultimamente..

Que casualidad que los del pueblo vecino siempre tienen bronca en todos los partidos, sea de futbol o de futbito, asique callaros la boca y hablad de muñecas