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21-11-09 20:14 #3923723
Por:delaheraluis

TERCERA HISTORIA LA CAMISA DE SERGIO (JEJO)

LA CAMISA DE SERGIO (JEJO)

(Sergio García Díez hijo de Pedro y Saturnina, nacido el 5 de octubre de 1911 a las 6 de la tarde
Ceferina García Díez, su hermana, nacida el 24 de agosto de 1909 a las 5 de la mañana.

La siguiente historia se desarrolla en los comienzos del verano y nace de un equívoco en el acontecer diario de la vida de estos dos hermanos.)


Casi sin que el pueblo ni sus gentes se hallan dado cuenta, está llegando el verano.
Han comenzado ya las primeras fiestas, y sobre todo la vega está llena de gente y repiques de metal. El trabajo va más en serio y requiere un mayor esfuerzo.
El tiempo de la hierba ha llegado. Y todo el valle y sus caminos son como un pequeño hormiguero de gentes. Unos a segar, otros a dar vuelta, a traer o llevar, a moverse en las faenas. Todo el espacio se llena además de cantos, voces, susurros y también maldiciones junto con el acompañamiento del soniquete monocorde y monótono del “picar” la guadaña o el de afilar su corte con la negra pizarra humedecida permanentemente en la cachapa y su manojito de hierba para que no baile acompasando el ritmo del segador.
Tanto es el trabajo en esta época que toda la familia es poca y está inmersa en estas tareas; los pequeños a cuidar las vacas y arrear el carro, dar vuelta la hierba, traer el botijo y lo que puedan. Los demás, a arrastrar, horquear y cargar en aquel carro preparado al efecto de manera especial con sus picos, su rabera y latillas para poder transportar la mayor cantidad de mies hasta el pajar.
El polvillo de la hierba seca, junto con el calor, el sudor y la falta de descanso hacen esta tarea pesada e incomoda. Por eso cuando se llevaba a casa el último carro se le ponía una enramada y aquella tarde se merendaba sin prisas y corría la alegría. Tenían que enterarse los demás de que aquella ingrata tarea había concluido.
Los cuerpos se cansan y, hasta se resignan en el duro trabajo y el sacrificio. Hasta el sol en lo alto, envía sus ardientes rayos que hieren el ánimo y ponen el alma morena de fatiga.
Cuando llegaban las diez de la mañana se hacia el primer alto en las faenas para reponer fuerzas. No solo se agradecía la bota y su rojo vino de Campos o de Toro, también el agua fresca de alguna fuente cercana, abundantes el toda la vega. La acogedora sombra de la zalde de un lindero y el pan con cebolla, jamón o chorizo de la matanza. La hora de tomar “las diez” era casi sagrada en el campo al igual que “las cinco”.Además de todo esto, el descanso, la parada, el dejar al pensamiento por unos momentos volar lejos del trabajo y hacerse ocioso y vago.
Sergio y su hermana Ceferina vivían en una de las partes más viejas del pueblo llamada ” El Corralón”. Unas cuantas viviendas pegadas unas a otras que compartían un patio ovoide de mediana amplitud y con dos puertas en la fachada oeste; la de arriba para las personas y la de abajo para los carros y en cuyo recinto anidan viejas leyendas y se cuentan algunas historias reales o inventadas.
La más famosa y conocida la de los soldados que vinieron en persecución del batallón carlista que cruzó todo el norte y se alojaron en ese recinto. Lógicamente cuando se marcharon llevaron todo cuanto pudieron y entre aquel robo se fueron el gallo y las gallinas de la tia Anastasia.(Y que prometo contaros). De estas y otras historias sabían muy bien Sergio y su hermana. Ceferina guardaba un secreto que muy pocos conocían, que a ella le gustaba, y no quería desvelar. Su segundo nombre era Sabina.
No tenían muchos medios, ni grandes posesiones y su vida transcurría entre hacer sus pocas faenas y otros trabajos para otros en el pueblo. Pero eran simpáticos y queridos por el pueblo. Los dos solteros, vivían juntos compartiendo sus penas y alegrías, de vida sencilla y con tareas repartidas. Él, de ojos pequeños y vivarachos, de fácil sonrisa que siempre estaba presta para darse a los demás, y su habla entrecortada acompañada de su eterna coletilla “ me camen los vevos”. Ella, seria y regordeta, de torpe andar y mente acompasada a su movimiento. Podrían pasar perfectamente por un matrimonio para quién no les conociese.
Aquella mañana de finales de junio debió suceder que Sergio se levantó algo más dormido o algo primero que de costumbre. El caso es, que no encontró la camisa del día anterior y poniéndose la primera que encontró a mano se marchó a segar a Fontijana. Con “la fresca” se hacía mejor esta faena y el rocío ayudaba a la guadaña a tumbar la verde mies y extenderla en largos “marayos”.
No debió de levantarse Ceferina mucho más despierta, quizá tarde, o la responsabilidad de llevar “las diez” a su hermano la atenazó tanto que no se percató de si Sergio se había cambiado o no de camisa. Aunque daba por cierto que debía de llevar la que ella le había preparado la noche anterior. Cogió su capazo de vieja anea, metió en él la bota de vino, la ajada rodea, la cebolla, la media hogaza amasada en la hornera, un chorizo en grasa y el trozo de jamón curado de la matanza del invierno. Se acicaló la cara a la que rodeó con un negro pañuelo y cogiendo su horcaja de otras temporadas para dar la vuelta a la hierba se encaminó a cumplir su menester hacia el prado donde su hermano la esperaba.
No en todas las casas había reloj, más bien en pocas, pero ni falta que hacía, bastaba con mirar al cielo y el entorno, localizar alguna sombra y era suficiente para saber la hora muy aproximada... Pero no debía de ser aquel su día , puesto que llegada a las cercanías del lugar de encuentro
No acertaba a distinguir a su hermano de entre los segadores del entorno. ¿Se habría equivocado de lugar? ¿Y si Sergio se hubiese ido a otro prado? Podría ser que estuviese picando el dalle o en el peor de los casos tumbado a la bartola dejando un poco de sueño sobre la fresca hierba. La verdad es que de todos cuantos divisaba en el verde horizonte acunado a veces por la suave brisa mañanera, no acertaba a distinguir a quién buscaba.. Ninguno tenía la camisa que según ella debía de tener el segador por ella buscado y anhelado porque a decir verdad empezó a dudar y a ponerse algo nerviosa. ¡Malditas cataratas! ¡Maldita vista cansada y maldita miseria que no le daba para poder comprarse unas míseras gafas!
Su duda, hacía que su lento pensamiento fuese a la par que sus pasos uno adelante, dos para tras y tres para otro lado.
Mientras tanto, Sergio, que la había visto venir por el camino y había distinguido su inconfundible silueta, se estaba poniendo nervioso al ver los titubeos de ella. Lo que en un principio fue alegría para su vacío estómago con dos galletas y un rescaño al que mojó en una copita de orujo, se estaba convirtiendo en un desasosiego que no comprendía, De vez en cuando, mientras la mies caía a sus pies cortada limpiamente por su guadaña, miraba de reojo para verla acercarse y tener el premio de su alimento y su ganado descanso. Más no parece que aquel acercamiento fuese con la premura que él calculaba y comenzó a enojarse más que a impacientarse. La vigilaba más frecuentemente y tanto más dudaba Ceferina cuanto más se impacientaba Sergio ante su tardanza.
La veía ir hacia un segador y volverse a medio camino al ver que aquel no era. La había visto pararse y mirar en todas direcciones e incluso ir hacia otro segador al que debió preguntar ante la duda, ya que aquel le señaló el lugar donde por fin estaba su hermano.
Al llegar al punto de encuentro, lógicamente las primeras palabras no pudieron ser otras:
¡ Me cagüen los vevos, tan desconocido está tu hermano esta mañana que no le conoces! Ceferina, turbada, sólo se atrevió a responder: Como no llevas la camisa que te deje esta mañana encima de la cama.
El sol en lo alto, sonreía juguetón y apretaba de lo lindo.
P.D.
Puntos:
25-11-09 23:13 #3965856 -> 3923723
Por:No Registrado
RE: TERCERA HISTORIA LA CAMISA DE SERGIO (JEJO)
Hola Luis,soy Ana, me dejas con la boca abierta leyendo tus historias como me imagino que al resto de los que entran en el foro. Veo que estas tremendamente documentado y te doy las gracias por hacerme(hacernos)pasar ratos tan agradables leyendo historias del pueblo. En tus historias he visto que utilizas palabras autoctonas de la zona que mucha gente de otros lugares no saben lo que quieren decir y que yo tenia olvidadas y al verlas he recordado cuando las decía mi madre.Me gustaria que hicieras "un pequeño diccionario" con ayuda de la gente del foro para que esas palabras se las podamos enseñar a nuestros hijos porque yo recuerdo algunas palabras pero no sé muy bien el significado.Espero que mi sugerencia no sea demasiado pesada para que la puedas cumplir. Un saludo para tí y para los foreros
Puntos:
04-12-09 20:45 #4047871 -> 3965856
Por:delaheraluis

RE: TERCERA HISTORIA LA CAMISA DE SERGIO (JEJO)
Se me olvidó deciros, que una vez que murió su hermana Ceferina, Manolo y Justina medio acogieron y cuidaron de él. Y cuando empeoró su situación fue llevado a Carrión de los Condes, al asilo de monjas que está frente a la iglesia de Santa MAría,al lado del Camino de Santiago, y allí, acabó sus días solo y triste acordándose de sus gentes. Sus restos mortales reposan allí, lejos de su querido pueblo, en Carrión.
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