Villalba de Guardo - Palencia

LA VIDA DE LOS HOMBRES CASADOS
Cuando un hombre se casaba solía hacerlo con la convicción de crear su propio hogar y salir de la protección y cobijo del de sus padres. Todos ellos cuando lo hacían era teniendo claro dos cosas: tener un trabajo o buscarlo de inmediato y tener o buscar una casa. A veces había una determinación de buscar juntos estas dos cosas ya fuese en España o en el extranjero.
Trabajo para todos, en aquellos tiempos solía haber, aunque a veces no era lo que uno quería. Estaba en campo y algunos oficios. La minas y Explosivos, y la Térmica después. Pero para algunos otros no llegaban por las circunstancias que fueran. Fueron varias las parejas de recién casados que se fueron del pueblo a Madrid, Valladolid, Barcelona, Bilbao y fuera de España, en busca de un futuro mejor. Fue duro y difícil, no un jardín de rosas.
Para los que se quedaban, el trabajo se multiplicaba.A su oficio o trabajo en las minas o Explosivos, fundamentalmente había que añadir el del campo, porque todos ellos tenían tierras y animales que cuidar y cultivar. Este trabajo se hacía duro, en invierno por el frío en verano por el calor, porque había que subir y bajar en bicicleta al tener turnos de trabajo que solían cambiar cada quincena. Los coches eran escasos. La vida seguía siendo dura y sacrificada, pero aceptada y llevada a cabo con resignación y buen ánimo.
Parecía que una vez casado tu vida era para el trabajo y la familia. De la diversión ya hablaré en otro apartado. Porque quedaban pocos ratos par el ocio y la fiesta.
LA VIDA DE LOS LOS ABUELOS
No voy a hablar de los viudos como en las mujeres, ya que, en el pueblo no se daba este caso en los hombres, si se quedaban sin pareja, en seguida se casaban. Pero vivir viudo, lo que se dice viudo solo conocí uno, y, un tanto peculiar, porque era reviudo y al quedarse de nuevo sin mujer, si se enteraba de que en algún pueblo del entorno o en el propio había alguna nueva viuda le proponía enseguida matrimonio. Se dice, que hasta alguna mujer del pueblo compadecida de él, le permitía algún contacto carnal.
Los abuelos, al igual que pasaba con las mujeres, acababan sus días como siempre, es decir, trabajando. No eran sus trabajos como los del adulto o el joven, pero sí prestando sus servicios “ menores”
Ayudaban en las tareas del campo y con los animales en la medida de su capacidad. Pero sobre todo eran los mejores maestros para los nietos en su niñez. Y, muchos, por no decir todos los niños del pueblo aprendimos de nuestros abuelos muchas tareas del campo y los animales.
Raro era ver a un abuelo solo por el pueblo sin algún nieto, si el horario no ra de escuela.
A cuidar vacas, a ordeñar, uncir, a enseñar las tierras, a sembrar el huerto, a jugar a las cartas y a infinitas tareas, además de contarte historias reales o inventadas, que eso no importaba,
Siempre estaban activos en pequeñas y serviciales tareas.
Ellos si que morían “ con las botas puestas”
A rasgos generales esta era la vida de los hombres.
Poco a poco fue cambiando, a medida que la mejora de la sociedad y los servicios mejoraban también.
Hay cosas que se han perdida para siempre, otras puede que estén recientes, pero en el recuerdo. Todo avance social trae cosas buenas y algunas malas. En nuestra vida cabe todo y, al ir avanzando hay cosas que añoramos porque fueron buenas y se han perdido o se están perdiendo. Nunca el hombre ha tenido tantas facilidades de hablarse y relacionarse como ahora, de poder estar en comunicación con los demás y nunca como ahora, incluso en los pueblos, el hombre ha estado tan solo y aislado, tan falto de palabra y comunicación. Todos en el pueblo sabían de todos. Hoy, casi nadie sabe nada de nadie, o muy poco.