Villalba de Guardo - Palencia

EL RIO SE COBRA SU TRIBUTO

Ya he narrado en historias anteriores la relación del río con el pueblo.
Relación de desencuentros y de amor, de fases violentas en la primavera y otras más tranquilas y serenas como en el estío.
Hasta que al río se le controla y doma, sometiéndole y poniéndole el corsé de los pantanos; primero el de Camporredondo y después el de Compuerto y el Besandino. sus arrebatos, enfados o crecidas primaverales, son muchas veces demoledores para el pueblo, al igual que su calma en el verano y principios de otoño, donde es fácil cruzar su cauce, saltando de piedra en piedra o con la ayuda de un largo palo.
El río para Villalba lo es todo. Alimento para los vecinos porque está lleno de vida: truchas, cangrejos, ranas, mermejas, barbos o pintos, berros …que parece no agotarse nunca.
Cuando una familia anda escasa de comida y a veces de dinero el río soluciona el problema con una rápida pesca para comer o llevar a vender al pueblo vecino de Guardo.
En el invierno proporciona otro tipo de alimento como son las aves acuáticas: alabancos, pollas de agua, fochas y otras más en el periodo de la caza.
Proporciona diversión en los meses de verano donde las risas y juegos en el baño son un motivo de placer y descanso.
Riega la vega, sus cultivos y prados que hace que el verano sea un vergel verde y exuberante. Alimenta las muchas fuentes que sacian la sed de animales y personas, y, pone música en el ambiente nocturno de sus noches invitando con su murmullo al sueño y el sosiego.
Sus aguas, a veces han sido motivo de discusión, lucha y discordia a la hora de regar y por su posesión han causado disputas y alguna muerte entre vecinos.
Villalba sin su río no es nada, ni sería lo que es.
El río, de vez en cuando, de tarde en tarde, parece reclamar al pueblo su tributo y no se conforma con ser la tumba de animales porque se ahogan o se tiran una vez muertos, como si fuese un vertedero. Sino que pide “ algo más”. Es, como si se enojase y nos dijese “ te doy mucho y me das poco”. Quiero más , y no me conformo con ver a la gente contenta, cuando se divierte en mis aguas o se miran en el espejo de mis aguas. Ni a los campesinos alegres al recoger sus cosechas. Visto vuestros prados de color y hago vuestras tierras fértiles. Y, ese más, es la vida de alguno de sus moradores. Ciertamente no son muchas las vidas que se ha cobrado porque las gentes del pueblo respetan al río, conocen su fuerza cuando se desata su furia y temen la fuerza de sus aguas porque han visto sus efectos. Pero además, es un río noble, sin engaños, de aguas limpias y transparentes, de fondo firme y conocido por todos.
Pero, de vez en cuando, el río pone un manto de tristeza y de miedo, de rezos y súplicas, de lamentos y preguntas sin respuesta cuando se cobra una vida.
En la mañana del día 9 de abril de 1937, en plena guerra civil, el viejo puente de palos es derribado parcialmente por una gran crecida, y se cobra la vida de Fausto Lobato con 6 años.
Claro, que también antes, a las dos de la tarde del día 6 de Agosto de 1931 otro niño Eugenio Martínez de cuatro años muere ahogado.
Igualmente, el día 29 de junio de 1941 una viuda de Guardo, Inés Calvo Vergaño que padecía cierta anormalidad mental se supone pone fin a su vida haciendo al río cómplice de su desventura y se arroja en su pueblo siendo encontrada en Villalba.
La última gran tragedia, y también de un niño, es la de Agustín Martínez Fernández un 15 de marzo de 1954, (domingo para más señas). De este día, es mi primer recuerdo de vida que tengo. Porque era mi primo carnal y nunca he olvidado cuando se rescató su cuerpo cerca de la Fuente del Cura. En la nebulosa de mis primeros recuerdos y vivencias está el ir de la mano de mi madre por la orilla del río en busca de su cuerpo.
Tres de los hijos del tío Eulogio y Daniela, mis abuelos maternos, se quedaron a vivir en el Molino y las mujeres tenían por costumbre los domingos, de irse turnando en el cuidado de los hijos durante el tiempo de la misa. Aquel día, un descuido y el cuérnago de desagüe del molino crecido escribieron la tragedia.
Hace pocos años, en el canal del monte, también apareció otro ahogado, que se supone se suicidó. Repitiendo la historia y haciendo al río instrumento de su fin.
Ciertamente no son muchos, los tributos en muerte pagados, pero mejor que no hubiese habido ninguno.
El río viene y el río va. El río se lleva la vida y el río la devuelve.
Hoy, el río, el pueblo y sus gentes viven en armonía y siguen su devenir a lo largo de los días y del tiempo. Sólo el río conoce la vida y la historia del pueblo y sus gentes, porque es más eterno.

Vale , vale no escribas
más y acuéstate eso si dedito en la boquita y a contar ovejitas

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Vete al de los lelos

BIEN POR usted..

Paciencia...la educación a veces brilla por su ausencia