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LA REPOBLACIÓN EN EL CERRATO PALENTINO, INCLUIDO VALDECAÑAS DE CERRATO

Poblacion:
España > Palencia > Valdecañas de Cerrato (Baltanás)
LA REPOBLACIÓN EN EL CERRATO PALENTINO, INCLUIDO VALDECAÑAS DE CERRATO
LA REPOBLACIÓN EN EL CERRATO PALENTINO


ANTECEDENTES

En un principio, allá por los albores del siglo VIII, la expansión musulmana se realizó de manera rápida por toda la Península Ibérica hundiendo en la miseria a los antiguos pobladores visigodos.

Sanchez Albornoz, habla de despoblamiento total al paso de las hordas árabes. Menéndez Pidal, indica que nunca se despobló del todo. Los textos árabes indican que las tierras cerrateñas, lo mismo que otras aledañas, fueron asoladas además, por una tremenda y prolongada sequía , que obligó, tanto a los cristianos como a los bereberes, a replegarse hacía zonas más propicias.

Estas circunstancias facilitaron las campañas de Alfonso I, el Católico, yerno de Don Pelayo, y su hijo Fruela, que desertizó los "campos quos dicunt goticos usque ad flumen Dorium eremanit", prendiendo fuego y arrasando todas las villas y ciudades. La crónica de Alfonso III añade que "en todos los castros, villas y aldeas que ocupó, mató a todos los pobladores árabes y a los cristianos se los llevó consigo, sus rebaños y enseres a las tierras del Norte". Se ubicaron en tierras cántabras de Liébana, Reinosa y Santander. Otros lo hicieron en Losa, Mena, Carranza o Encartaciones. En definitiva, fue una masiva repoblación masiva de lo que hoy conocemos como Asturias, Cantabria y parte de Burgos y Vasconia ( Bardulia o Vardulia).

Como consecuencia, hubo un aumento importante de la población en los valles cántabros al recibir a los hispanogodos y mozárabes, que llegaban huyendo del invasor desde las llanuras de los rios Arlanza, Pisuerga y Duero y un cambio en los hábitos y formas de vida de los cántabros y vascones, asimilando las instituciones hispanogodas y transformando sus comportamientos culturales, sociales y económicos, hasta entonces muy atrasados, en un "proceso de aculturación", influjo del monacato, que se instala en estos valles, fundando cenobios y monasterios, especialmente en los territorios de Liébana y Bardulia , en los siglos VIII, IX y X.

Con motivo de la crisis mozárabe en Al-Andalus y la revuelta "muladí" -cristianos pasados al islam-, se debilitan sus dominios en los territorios que ocupa el actual Cerrato palentino; la densidad de población, que el historiador Plinio daba para el "conventus asturiense" ,una población que no llegaba a 6 habitantes por km2, a partir de la huida de los habitantes de la Meseta hacia los refugios del Norte, los valles cantábricos se superpueblan.

Esta huida de los cristianos , seguidos de sus obispos, es descrita así por un Anónimo Mozárabe: "Dirigiéndose fugitivos a las montañas, sucumben de hambre" . Por otro lado, La Crónica de Alfonso III dirá: " Entre los godos que no perecieron por la espada o de hambre, la mayoría se refugió en esta patria de los asturianos". El monje de Arlanza dice: "Eran en poca tierra muchos hombres juntados. Visquieron castellanos grand tiempo mala vida; en tierra muy angosta de viandas fallida. Lacerados muy grand tiempo a la mayor medida; véyense en grand miedo con la gent descreyda".

LA REPOBLACIÓN

Sin vanalizar el tema, alguien ha comparado el fenómeno repoblador foramontano de Castilla y por ende del Cerrato, con la conquista del Oeste americano. Los impulsores de tan impresionante aventura fueron gentes humildes y, tras ellos, reyes, condes y abades. A estos últimos les interesaba ocupar zonas deshabitadas y ponerlas en cultivo, lo que supondría por parte de las autoridades dar todo tipo de facilidades a quienes quisieran repoblar aquellos territorios. Más que repoblar, se podría decir que era organizar aquel territorio abandonado a su suerte.

El movimiento "foramontano" se inició en Malacoria, hoy conocida como Mazcuerras (Cantabria) en el año 814.

La tierra pertenecía al rey y cualquiera podía hacerse dueño de ella por el simple hecho de roturarla u ocuparla sin más, este fenómeno se conoce como "de presura"; esta se hace efectiva no cuando se ocupa, sino cuando se trabaja y explota.

Los primeros repobladores del Cerrato y por ende los primeros "valdecañeses", van a convertirse en pequeños propietarios libres. Si la presura denota una sociedad desorganizada, la repoblación concejil será, más tarde, un nuevo paso hacia el sistema organizado, dando lugar a los municipios con sus límites perfectamente marcados por los reyes y condes, que los enriquecerán con fueros y cartas-pueblas.

El Poema del conde Fernán González, muy vinculado al Monasterio de San Pedro de Arlanza, lo canta así: "Villas y castillos tengo, todos a mi mandar son; dellos me dejó mi padre, dellos me ganara yo. Los que me dejó mi padre poblelos de ricos hombres, los que yo me hube ganado poblelos de labradores. Quien no había más que un buey, dábale otro que eran dos; el que casaba su hija le daba yo rico don; cada día que amanece por mi hacen oración..."

Esta repoblación tan singular de hombres libres, que se da en el territorio que con el tiempo se llamará Castilla, comienza en el año 800. El conde Rodrigo reorganiza el movimiento repoblador tras la ocupación de las fortalezas de Amaya, Mave y Saldaña. Se traduce todo ello en privilegios, libertades, exención de impuestos y cargas fiscales para favorecer la expansión en toda la zona cerrateña. Los condes levantan sus fortalezas y castillos para defender a quienes trabajan en el llano. Ejemplos son los de Palenzuela, Valdecañas, Hornillos, etc. Los monjes hacen una repoblación monástica con predominio de la riqueza ganadera sobre el cultivo. Un ejemplo es el Monasterio de San Pelayo Martir en Valdecañas, según documento de Doña Jimena, esposa del Cid.

El sistema de ocupación de la tierra tiene una estructura social abierta que ya se podría llamar "democrática, pues aquellos hombres libres se rigen por sus propias costumbres locales antes que por el rígido Fuero juzgo". Dirá Sánchez Albornoz, que la intervención popular en la vida política era directa, fruto de "ese dramático resistir y batallar de un pueblo libre en que se habían fundido tres razas como la cántabra, la germana y la vasca".

LOS FORAMONTANOS

La palabra "foramontanos" se deriva de las latinas "foras monte" = fuera de la montaña. Hacia el año 814, Los Anales castellanos dan la noticia: "Exierunt foras montani de Malacoria et venerunt ad Castella". Perez de Urbel comenta el texto diciendo que: "es una emigración en masa de gentes de las estribaciones orientales de los Picos de Europa, donde estan las Mazcuerras, hacia Bricia, Campoo, Saldaña. Bajan de Cabuérniga y Cabezón por la Braña del Portillo hasta el nacimiento del Ebro; pasan cerca de Reinosa y al penetrar en la llanura se convierten en "foramontanos" .

La repoblación Norte-Sur, fue salir de los montes hacia las tierras castellanas. Esta salida y emigración para algunos como el historiador marroquí Ibn Idhari (Aben Adari - siglo XIII), fue forzada por un hambre generalizado; para otros, fue la audacia, la aventura o la ambición.

Dice el historiador de Potes, Eduardo Jusué: "El término foramontano, responde a un concepto de geografía humana y alcanza a los habitantes de estirpe astur, cántabra y vasca que ocupaban las comarcas situadas al sur de nuestra Cordillera Cantábrica".

La Ruta de los Foramontanos que nos ocupa pasaba por Cabuérniga y los Sejos, llegaba a Campoo, atravesando el Puerto de la Palombera y cruzando el río Camesa. Continuaba por Brañosera, por el puente romano de Nestar, el Pisuerga hasta adentrarse en Tierra de Campos y el Cerrato.

Para estas gentes de tan distintas procedencias y culturas, la parte de las llanuras cerrateñas , aparece como una tierra de promisión, soleada y rica de pan llevar, donde aquellos hombre -mitad guerreros, mitad trabajadores-, poniéndose en marcha a toque de bígaro, arreaban las vacas tudancas y avanzaban, azada al hombro y espada al cinto hasta llegar a su destino... quizá las riberas de los ríos y arroyos cerrateños y valdecañeses, más concretamente.

Se desplazaban de norte a sur lentamente, cultivando tierras y defendiéndolas tras las fronteras naturales de rios como Arlanzón, Arlanza y Pisuerga, viviendo a la sombra de los castillos que reforzaban aquellas mismas rayas fronterizas. Aquí experimentan la dureza de la vida y la pobreza de aquellos tiempos.

El foramontano, que había salido del valle angosto y húmedo, se asentaba en la meseta o el páramo; en ese momento comenzaba un valiente. Luchaba con una mano y con la otra cultivaba su campo y alzaba su casa. Estos hombres se movían impulsados por un instinto de libertad, amparados por el Fuero. Era la exigencia de su libertad, lo que se podría llamar "democracia" castellana, que tiene su expresión en el "concejo abierto y a campana tañida", en el pórtico de las iglesias. Nacieron los jueces que se encargarán de resolver por el sistema de "albedrío" los espinosos asuntos comunes.

Obispos y clérigos, abades y gasalianes, libres y siervos comenzaron a ocupar, a deforestar, a labrar la tierra inculta y a llenarla de pueblos con nombres de raíces cántabras, vasconas, mozárabes y visigodas.

Dirá el juglar: "Harto era castilla pequeño rincón cuando Amaya era cabeza y Fitero mojón". Empiezan a ser cultivadas las ricas tierras cerealistas en el límite de los tres antiguos pueblos, Vacceos, Turmogos y Cántabros, por el que cruzará la calzada romana que a partir de aquellas fechas se inscribirá en la historia como "camino de foramontanos".

Diego, hijo del conde Rodrigo, continuará el avance hacia el sur repoblando Villadiego y el Cerrato palentino, en el año 881.

Como ya hemos indicado, en la repoblación son límites de referencia y seguridad los ríos, el Pisuerga, en el occidente, y de norte a sur, Arlanzón, Arlanza y Duero. Junto a ellos se van levantando castillos y fortalezas, tales como Monzón y Dueñas junto al Pisuerga. Junto al Arlanzón, Castrojeriz. A orillas del Arlanza, Carazo, Lara. Junto al Duero, Roa, Peñafiel, entre otros muchos incluido el de Valdecañas, Palenzuela o el de Hornillos. Dirá Peréz de Urgel que "no se da un paso sin levantar un castillo". Alguien añadirá que las tierras cerrateñas, junto al Arlanza y el Arlanzón fueron "el granero que mató el hambre secular de los foramontanos".

En la etapa que va del 850 al 911, y coincidiendo con los grandes condes de Castilla, estos aprovechan las nuevas oleadas que salen de sus refugios "intramontanos" para extender la frontera y la repoblación hasta el Duero.

Como se ha podido deducir en muchos casos los apellidos que pueblan los municipios cerrateños y Valdecañas es uno de ellos, son de origen "foramontano", osease de procedencia cántabra, vascongada o más concretamente de la Vardulia.

Esto es, a grandes rasgos, el fenómeno de la histórica repoblación castellana llevada a cabo por unos protagonistas llamados "foramontanos", con los que nos ha llegado su influencia montañesa reflejada en nombres y apellidos.

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BIBLIOGRAFIA

García Pérez, Florentino (1997). Cuadernos de Campóo Nº10. Ayuntamiento de Reinosa. ISBN 84-921991-4-8.
Enviado por: el Cerrateño | Ultima modificacion:25-03-2010 01:34
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Foro-Ciudad.com - Ultima actualizacion:15/01/2020
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