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VIDA Y COSTUMBRES VALDECAÑESAS

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España > Palencia > Valdecañas de Cerrato (Baltanás)
VIDA Y COSTUMBRES VALDECAÑESAS
VIDA Y COSTUMBRES VALDECAÑESAS

Las casas generalmente se han construido, en la parte baja de la fachada, con piedra y el resto hasta el tejado, con adobe. La planta baja contiene la cocina, gloria -estancia como una sala, que se calentaba a modo de hipocausto con paja-, donde se reunían los residentes, y la cuadra -hoy, la cuadra ha desaparecido por falta de ganado de tiro para la labranza-, a la que accedían los animales de tiro, en muchas ocasiones, por el zaguán. La superior era para los dormitorios y alcobas. En lo más alto, siempre existía el desván, para guardar el grano y otros materiales.

También tenían las casas un corral, que venía a constituir una especie de granja para los animales propios -gallinas, conejos, cerdos, etc- con cochineras y gallineros. El estiércol que se generaba en las cuadras y en los corrales, se utilizaba como abono natural para los campos sembrados. Hoy los corrales se han transformado en la mayoría de los casos, en patios ajardinados.

El achicamiento del casco urbano viene compensado con el hecho de que cada vivienda aparte de tener corral y pajar, algunas cuentan con un huerto, sito en el valle del Castillo.

La reducción del casco urbano ha acoplado al hombre con sus casas, sus bodegas y el huerto. Esa compenetración entre el medio urbano y el rural, es lo que sugiere la idea de lo patriarcal. Hay aspectos que lo avalan.

Los enlaces de familias han creado lazos de parentesco cercano y diversificaciones dentro o arrancando del mismo tronco, generalmente de la misma localidad. Por esa causa, pudiera apreciarse una endogamia marcada.

Antaño las mujeres al acudir a la iglesia, llevaban puesta una mantilla o velo, por costumbre. El negro como luto en los vestidos femeninos era de riguroso cumplimiento, a veces durante años, por respeto al familiar difunto.

Los domingos, al salir de misa, se creaban los «corrillos» de amigos para comentar los temas de actualidad municipal. Después de la misa, los varones solían ir a las bodegas para tomar el aperitivo, siendo éstas desde antaño el lugar de reunión por excelencia.

Al atardecer, también se reunían las cuadrillas en las bodegas. Se hablaba y cantaba y siempre había un algo sólido para merendar acompañando al vinillo de la tierra. Del vinillo, autóctono, se decía que no pegaba, pero entonaba.

Aunque el menú estrella desde siempre ha sido las chuletillas de lechazo asadas en la parrilla, con lumbre hecha con manojos de los majuelos, no nos podemos olvidar de las diferentes tortillas, los chorizos caseros, las "latillas" y porqué no, las arenques.

Los varones, solían jugar a los naipes o dominó en el Café de la Sofía. Otro de los juegos tradicionales, era el de los bolos, al que eran muy aficionadas la mujeres, que chillaban o bailaban los bolos. También se jugaba a la chana o morrillo y a la tanga.

En el salón de baile, con ambigú, siempre, las mujeres a un lado y los hombres a otro. Los mozos, iban a correrla, y a rondar a las mozas. Siempre ha sido tradición, subir al Pico del Roble o Piyayo durante la función para tomar chocolate de madrugada.

En primavera los chiguitos se juntaban para ir a buscar nidos de pigazo y huevos de perdiz. Jugaban a los «cartones» o al «inque», o a las «gallaritas». Las niñas, jugaban a saltar con la soga y a pillar.También les gustaba hacer «lagarejos» -pintar con el extracto de la uva-, y bañarse en el arroyo, en el agua acumulada por alguna presa hecha por ellos.

Otra de las «diversiones» de la época era ir a ver llegar al pueblo y partir, el coche de línea. En verano también solían ir a espigar, hacían «gallos» -ramilletes de espigas de trigo- que utilizaban para con el grano, echar de comer a las gallinas en las casas.

Las mujeres que siempre colaboraban de igual a igual con sus maridos en las labores de labranza, solían reunirse en pocas ocasiones.

Una de ellas era cuando llegaba el «pescatero», o el carro del vendedor de telas. Otra ocasión solía ser, en el arroyo a la hora de ir a lavar los enseres de cocina, que se hacía con arena a modo de estropajo y jabón, el cual se fabricaba en casa con grasas de cerdo, aceite y sosa cáustica.

En la vestimenta tradicional, la mujer antiguamente portaba chambras blancas de lino y sobre ellas, corpiños de paño sin mangas. Sobre los hombros, un mantón de merino, con dibujos. Sobre la cadera, el pelele y enagua de lienzo. Dos faldas, la bajera de estameña en colores. La encimera de merinillo, muy amplia y también en colores más oscuros. La largura era tobillera. Medias de algodón o lana.

La cabeza con el pelo recogido, se cubría con pañuelo de algodón. Los zapatos eran abotinados con un poco de tacón.

La vestimenta típica del varón, sin ser la de la época anteriormente tratada, desde antiguo ha sido, la chaqueta y pantalón con pinzas y vueltas, de pana color miel o negro, que a veces se acompañaba de chaleco. La camisa, era blanca, de manga larga, abotonada y sin cuello.

En la mayoría de los casos, la confección se realizaba por alguna mujer de la casa. El calzado, básicamente solía ser un par de botas.

Para cubrir la cabeza usaban boina de color negro. En la mujer, casi siempre el vestido era de color oscuro, con calcetines por encima de las rodillas de color negro. A veces para trabajar en el campo, se ponían una bata, y pañuelo o sombrero de paja a la cabeza. Calzaban a diario, zapatillas.

Existía un "pregonero", que sonaba y cantaba los actos y los anunciaba por todo el pueblo ayudándose con una «cornetilla».

En el municipio siempre ha habido verdaderas familias de pastores como los Bravo-Trimiño y los Aquilino, entre otras, dedicadas al pastoreo de ovejas y cabras. Hoy en día, los pastores son verdaderos empresarios ganaderos. Su destreza y habilidad para cazar liebres y conejos lanzando la cachava eran notorias, también eran diestros lanzando cantos. Eran muy hábiles en construir instrumentos a mano y musicales, con que se entretenían sus largas horas de soledad. Sus mejores amigos y colaboradores eran sus perros y el burro.

En el campo se cobijaban en chozas o cabañas de piedra construidas al lado de los corrales, donde encerraban al rebaño -actualmente quedan algunas pocas diseminadas por el terreno-. La división de términos se hacía mediante montones de piedras llamados majanos, que los pastores usaban para resguardarse del frío. Como curiosidad, a mediados del siglo XX, el calzado de los pastores, eran unas abarcas hechas por ellos mismos, con recortes de neumáticos de ruedas.

Antaño, las labores de labranza en verano, consistían en un periodo de tiempo que comprendía la siega, la recogida de la mies, la trilla del cereal y la guarda en la panera, y se le denominaba hacer el verano. Comprendía desde la fiesta de San Pedro, en junio, y terminaba para la función de la Patrona, en septiembre.

La actividad era febril en todo el campo y en las zonas de las eras. Los carros iban y venían con su carga de cereal. Los "agosteros", se levantaban de madrugada y no paraban hasta después de comer, un poco de siesta y vuelta al trabajo, hasta bien entrada la noche. Era un trabajo duro, comunitario, donde todo el mundo participaba en las labores.

Lo mismo pasaba con la otra actividad anual importante, la vendimia. Todos cooperaban en el trabajo de recoger la uva y llevándola al lagar para pisándola, extraer el mosto con el que hacer el vinillo valdecañes. Por cierto, la zona valdecañesa está dentro de la denominación de "Vinos de Calidad del Arlanza".

Estas se realizaban con la ayuda inestimable de ganado equino -mulos, machos, burros-, también hubo épocas en las que se laboró con bueyes. De entre éstos destaca uno en especial, "Jardo", buey que fue tristemente famoso por los años 50.

También era común sembrar ajos, patatas, lentejas, garbanzos para el consumo familiar durante todo el año. En el 2008, algunos campesinos continúan criando ganado vacuno, en el término. Una ganadería importante es la de "La Canaleja".

Las estaciones de ferrocarril más cercanas, fueron la de Torquemada, a unos 12 kilómetros, y la de Quintana del Puente a unos 20. Antiguamente tenía parada regular el autobús. El medio de locomoción más usual fue hasta muy entrada la segunda mitad del siglo pasado, el carro tirado por ganado caballar, e incluso los burros.

A mediados del siglo XX, las infraestructuras tales como las carreteras, sufrieron una auténtica renovación. Se hizo la de Torquemada y se habilitaron los caminos de la concentración parcelaria.

Los sonidos habituales, aparte de los trinos de los pájaros y el canto de los grillos en los campos y ranas en los arroyos, eran el traqueteo de los carros y los validos de las ovejas. Por las mañanas no podían faltar los cantos de los gallos.

Por causas que no a todos gustaron, un buen día los viejos árboles situados en las cunetas de la carretera de Baltanás, a la entrada del pueblo, los talaron, perdiendo con ello una imagen tradicional.

Actualmente y como seña de los tiempos que corren, desde hace poco tiempo podemos ver en los páramos cercanos de Hornillos y de Baltanás, los enormes molinos eólicos, generadores de energía eléctrica, que destacan en el horizonte buscando los vientos castellanos.

Es controvertida su implantación en estas bastas tierras, poco acostumbradas a la ubicación de estos modernos molinos.

FIESTAS

Las fiestas en Valdecañas, tienen un marcado sedentarismo y arraigada religiosidad histórica. Se desenvuelven en tres vertientes:

Las Festividades de carácter religioso. Con danzas rituales o procesionales, se bailan delante de las imágenes sagradas, con el objetivo de honrar, agradecer y solicitar favores. Entre los bailes más populares están, la jota castellana y el baile corrido o de rueda.

Las Festividades del ciclo de la vida. Eran y son fiestas familiares, donde se canta y se baila. Se celebran los nacimientos, los bautizos, la mocedad, la entrada en "quintas", la boda, y el respeto a los ancianos.

Las Festividades del ciclo anual agrícola. Merecen destacarse, las matanzas y el "carnaval", en invierno. En verano, antaño se festejaba el esquileo con cantos de agosteros ligados a la gran actividad en las eras y al acarreo. El fin de la cosecha y de la vendimia, también eran motivo de fiesta.

Las fiestas patronales son:

En honor de Nuestra Señora, la Virgen del Campo, el 12 de septiembre. Es tradición danzar, a la Virgen a la salida de la misa Mayor, al son de la dulzaina y el tambor.

Se bailan jotas típicas, a veces bailadas hacia atrás, que las hace más difíciles.

También se lanzan cohetes artificiales y últimamente a estas tradiciones se ha unido una popular caramelada.

En los años sesenta, durante la función, solía haber festejos taurinos con novillos y partidos de fútbol entre pueblos cercanos.

La fiesta en honor del Santo Patrón, San Nicolás de Bari, es el 6 de diciembre.

Con el paso del tiempo, se han perdido algunas celebraciones como, la de la Cruz de Mayo (3 de mayo), los Carnavales y sobre todo la de San Juan (24 de junio).

La fiesta de mayo era propia de los infantes, que cantaban y pedían un donativo en metálico o en especie para hacer una merienda. La letra de la canción decía:

" A la Cruz de Mayo, que estamos en buen año, que nos den huevos y perrillas, para hacer la merendilla. Esta casa sí que es casa, aquí vive el Sr. (...), que nos guarda la corona. Que viva la Cruz de Mayo, que estamos en buen año, que nos den huevos y perrillas, para hacer la merendilla."

En la de San Juan, los protagonistas eran los mozos y mozas, y duraba siete días. Salían al atardecer con cazuelas, cencerros y esquilas, a cantar por las calles:

" La mañana de San Juan que bien se jaleaba, con el zapatito blanco y la media encarnada. Me tiraste un limón, me diste en la cara, todo lo vence el amor, morena resalada. Me tiraste un limón, me diste en la frente, todo lo vence el amor, morena reluciente. La mañana de San Juan, lo primero que se hace, es subir al pico "el Roble", a tomar chocolate, a tomar el chocolín. Y después que lo tomamos, nos echamos a reír. Me quisiste, me olvidaste, me volviste a querer, los dos tenemos la culpa, tú primero y yo después."

Había que subir al pico para ver salir el sol al amanecer, todo terminaba con una comida juvenil de cordero asado. La fiesta perduró hasta el fin de la guerra, hacia el año 1940.

También se escuchaban las estrofas del romance del Conde Olinos, sobre todo en la primera mitad del siglo XX.

" Caminaba el Conde Olinos, la mañana de San Juan, a dar agua a su caballo, a las orillas del mar. Mientras su caballo bebe, él canta dulce cantar. Mira hija como canta, la sirenita del mar. No es la sirenita, madre, la de tan dulce cantar, es la voz del Conde Olinos, que por mí penando está."

Desde Baltanás acudía una banda de músicos dulzaineros llamada Los Adrián para amenizar las verbenas. Los que no faltaban a ninguna «función», eran los almendreros.

También se celebra la fiesta de San Isidro Labrador, el 15 de mayo, patrono de los labradores.

En el municipio hay una Asociación Cultural, la Peña "El Bodegón" y últimamente, una Peña para los más pequeños, "El Botijo", que animan y cooperan con el Ayuntamiento en el desarrollo del programa festivo.

GASTRONOMÍA

Sopas de ajo: Sopas habadas. Hervidas a fuego lento en conco o cazuela. Si se hacen en un conco suele crearse una tosta alrededor, en el interior. Se las denomina "secas".

Lechazo asado, de la raza "churra" de la zona. Chuletillas de cordero, elaboradas en parrilla sobre manojos de sarmientos de los majuelos.

Jijas: En época de matanza, picadillo de la carne del cerdo para hacer chorizos.

Mondongo: Hecho con los productos de la matanza. Caldo de cocer las morcillas.

Gastronomía de origen venatorio: Perdices, Pichones, Liebres y Conejos, bien, guisados o en escabeche.

Caracoles de tierra y Cangrejos.

Setas y Champiñones, de origen silvestre.

Queso del Cerrato: Hecho con la leche de las ovejas de raza churra de la zona. En muchas ocasiones de elaboración casera.

Dulces

Orejuelas: Famoso por ser propio de la zona. en otras partes se las conoce como hojuelas o orejas de carnaval.

Leche frita. Rosquillas ciegas: Dulces para acompañar el café en el desayuno.

Rosquillas de palo: Dulce más famoso de Valdecañas. Es el producto que más se exporta de la "Casa Royuela", conjuntamente con las "magdalenas", el "pan de hogaza" y las "tortas".

Bebidas


Vino autóctono: El clásico "ojogallo" del Cerrato, aunque su producción es menor. De color entre tinto y clarete.

Orujo-Aguardiente: Destilado a partir de los ollejos y bagazos de la uva de los majuelos la zona.

Recetas gastronómicas de la Provincia de Palencia:


http://www.palenciaporsupuesto.com/turismo/nav/com/contenido.jsp?pag=/Contenidos/especiales/gastronomia/introduccion

http://www.palenciaporsupuesto.com/turismo/portal/com/bin/Contenidos/especiales/gastronomia/introduccion/1235119912420_guiagastronomica.pdf

ECONOMÍA

Su economía mayoritariamente se mueve en torno a la agricultura de cereales en general y de la remolacha. Tiene cierta importancia la derivada de la vid. Antaño, había cierta cantidad de colmenas, y su miel era muy apreciada. Es importante como parte de la economía del municipio, la relativa a las explotaciones ganaderas -ganado ovino churro-. Con la leche de estas ovejas se elabora uno de los mejores quesos de la península, Queso del Cerrato.

En el 2008 está aumentando la cría de ganado vacuno después de no existir durante años actividad alguna en éste apartado. Entre estas explotaciones, existe una ganadería de cría importante, "La Canaleja".

También se halla ubicada una Casa Rural llamada "La Cañuela", típica, del siglo XIX, con confortables instalaciones.

http://www.toprural.com/casa-rural-alquiler-integro/la-canuela_f-es-34-12361.htm

Hay un horno de panadería y asar, "Royuela", que se significa por la producción de pan, hogazas, tortas y sus famosas rosquillas. También es conocido por su elaboración de cazuelas de sopas de ajo y de lechazos al horno. Existe un "Bar" con tienda de ultramarinos: Bar-Cafetería Royuela.

Hace años, se rodó en el término, la película «Las ratas» -1962. Premio de la Crítica-, basada en la novela homónima de Miguel Delíbes. El asistió al rodaje.

http://www.angelfire.com/pe/delibes/ratasfilm.htm

http://html.rincondelvago.com/las-ratas_miguel-delibes_1.html

Como cazador, uso su escopeta en el coto de Valdecañas y en el de Baltanás, donde solía echar sus partidas de naipes, como un cerrateño más.

Por cierto que el, refiriéndose a estos pueblos, Delibes hizo este comentario:

"Son burgos chicos, que mezclan adobe, piedra y ladrillo en su caserío."

Refiriéndose a los agricultores, dijo:

"En suma, en estos pueblos los hombres miran al cielo más que a la tierra, porque aunque a ésta la mimen, la surquen, la levanten, la peinen, la asignen y la escarden, en definitiva lo que haya de venir, vendrá del cielo. "

Existen iniciativas para hacer del municipio, un lugar perfecto para pasar temporadas de descanso y ocio entre sus moradores.

http://www.cerratopalentino.org/
Enviado por: el Cerrateño | Ultima modificacion:24-11-2009 23:50
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