Palencia - Palencia

En los últimos años hemos visto cómo se ha ido extendiendo la moda de iluminar con potentes focos todos los monumentos de España, incluídas iglesias de pueblos perdidos que permanecen iluminadas durante toda la noche mientras todo el mundo duerme. Se echa de menos la impresionante sombra que arrojan las iglesias y catedrales, la sobrecogedora sensación de poder adivinar a la luz de la luna la majestuosa sombra de la catedral palentina tal y como la debieron contemplar hace siglos... por no hablar del Puentecillas o el Puente Mayor, en donde los focos no apuntan hacia las piedras, sino a los ojos de los transehuntes. No estaría de más un ajuste de dichos focos para que permitan abrir los ojos mientras se cruza a la otra orilla, o sencillamente, apagarlos llegada cierta hora de noche, para que podamos disfrutar de nuestra ciudad tanto los proiluminación como los raritos como yo (y muchos como yo). Además, el dinero que se ahorraría en electricidad si prescindiéramos de tal derroche un día cualquiera de febrero a las tres de la madrugada.

Si los apagan, aunque no sean todos, estarían ahorrando un montón de pasta.

¿No estamos en crisis?, pues.... ¡¡hala a ahorrar!!