Mantinos - Palencia

EL CURÓN (de Mantinos)

¡Qué hombre más grande! ¡Y, encima es cura!
Eran los comentarios, y no para menos, porque además con aquella vestimenta sacerdotal que le llegaba a los pies hacía que su figura se agrandase aún más.
Estas afirmaciones salían de la boca de algunos niños del pueblo que ignoraban que a esa persona en el pueblo del que era párroco y en la comarca se le llamaba “ El Curón” precisamente por su gran estatura y corpulencia..
Y, a esa grandeza natural, añadía otra espiritual y de corazón de igual categoría. Además de alto y fuerte complexión tenía una gran humanidad y unos ademanes pausados, campechano y de habla tranquila.
Todo su cuerpo emanaba una gran bondad y confianza.
Había venido al pueblo en visita pastoral el 30 de octubre de 1983 en representación del obispo de León a cuya diócesis Villalba pertenecía , y también como representante de arciprestazgo de San Román de Entrepeñas. Aún en el pueblo se recordaba la visita del obispo de León acontecida la víspera de la fiesta del pueblo el 14 de agosto de 1889 cuando D. Francisco Gómez Salazar arcipreste de San Román de Entrepeñas al que pertenecía el pueblo había presentado a D. Lucio Villegas obispo de León y conde de Calle y Señor de los lugares de los arrimados y Vegamián.
Mucha gente no entendía que en lo administrativo fuesen palentinos y en lo eclesial leoneses, pero así fue, hasta mediados de los años cincuenta.
Aquel día su visita era distinta y obedecía al funeral de un familiar. Nada menos que nueve curas, nueve, habían venido al entierro. Nunca en el pueblo se habían visto tantos sacerdotes juntos ni nunca se verían.
El finado su hermano, debía de ser muy importante para que acudiesen aquel número de consagrados a despedirle y, además dejó en su testamento para la iglesia 500 pesetas. Todo un dineral por aquel entonces. Su figura destacaba sobremanera por encima de la de los demás, tanto curas como a asistentes y, que lejos estaba de pensar que en el otoño de ese año acontecería el hecho que se narra.
El otoño iba ya avanzado. Se había acabado la sementera y tan sólo quedaba la recogida de las patatas. Estas fechas eran conocidas por los gitanos a los que por esos años las gentes del pueblo les llamaban “húngaros” que en pequeños grupos familiares iban recorriendo los pueblos para sacar algunos “cuartos” y alimentos con su oficio de cestería que se les daba muy bien. Y eran útiles imprescindibles para la recogida de la patata.
Tiene Villalba y toda su vega es esos días de octubre tardes apacibles y maravillos por su bonanza y quietud de ambiente. Es, como si al sol ,le diese pereza retirarse y ponerse tras el horizonte. Eran las últimas tardes antes de la llegada de las primeras nieves y el frío. Como si quisiera dejar su último calor a la tierra.
Debió de ser uno de esos días, serenos y apacibles donde no se mueve una brisa, las telarañas vagan solas por el aire y los robles comienzan a cambiar el color de sus hojas antes de su caída, cuando Antonio, que así se llamaba el cura, acudió a decir misa de domingo al pueblo de Villalba porque D, Eusebio estaba enfermo y de paso visitar a parte de su familia que allí residía.
No le era extraño el camino que muchas veces había recorrido. Aquellos escasos cuatro kilómetros de distancia los solía hacer como casi todo el mundo por “ La Majadilla” al abrigo y sombra de sus viejos robles y dejando muchas veces la senda del camino carretero para pisar la suavidad de las praderas pacidas por el ganado y llenas aún de “ quitameriendas” aquellas florecillas azafranadas de color rosa-morado que llenaban los campos por doquier.
Casi siempre que se iba del uno al otro pueblo la gente evitaba el viejo camino que luego sería carretera actual.
Éste, sólo lo usaban cuando se iba a Guardo. Evitando así, el encontrarse con otro tipo de gentes que desconocían y de las que muchos desconfiaban. Porque se decía , que iban maleantes y gentes de mal vivir a las que se quería evitar.
El Curón, a pesar de su corpulencia , siempre que hacía el camino solía llevar un monaguillo con él.
Antes de que las últimas luces del día despidiesen aquella hermosa jornada y después de haber pasado un buen día con su familia y de dar por concluida la larga tertulia de sobremesa. Quería llegar a casa con la última luz del día. Preparó la vuelta.
Había sido un domingo bien aprovechado.
Ensilló aquella yegua, grande y lozana como su dueño. Puso a la grupa a su joven ayudante y saliendo por el portón trasero del patio norte de la casa de su hermano, regresó por el camino, que, a media cuesta llevaba a Mantinos.
La casa del hermano era la última, o la primera, según se mire, del pueblo por la parte norte y al mirar hacia atrás, vio el bocarón del pajar con el agujero por donde el invierno anterior , su dueño, disparó matando un lobo.
Era frecuente que dichos animales merodeasen por el pueblo en los inviernos crudos y largos de aquellos años.
Dejó atrás las tierras del Campo y comenzó a introducirse en el monte de la Majadilla sus centenarios robles, le saludaron de nuevo, muchos de los cuales no eran abrazados por dos personas y que en época de aguaceros y fríos daban cobijo a pastores, vaqueros y animales y en época de calor arriaban las ovejas y sesteaban el pastor y los perros. Fue D, Juan, ingeniero forestal de nefasta memoria para el pueblo quién ordenó su tala treinta años más tarde. Hasta los años cincuenta podían verse sus “tucones” y apreciar en ellos sus centenarios años y gran dimensión.
Dejado atrás el despoblado de San Juan de Pedrosa y la ermita de San Roque se desviaron un poco hacia el camino de “La Lobica” llamado años más tarde del Campamento, pequeña meseta sobre el río y con unas ricas fuentes de agua fresca en su borde oeste. Se denominó así a este lugar, porque en los años cuarenta y cincuenta acudían a él grupos de chavales en el tiempo de verano a pasar periodos cortos de verano “campamentos” hasta que un verano como consecuencia de una tormenta, un rayo mató a un chico y dejaron de venir.
Antes de llegar a desviarse, cogiendo el suave valle del arroyo de “la Barcilla” que es deslinde entre los dos pueblos, estaba el colmenar del tío Juan Martínez.
Al pasar junto al mismo, la yegua, se encabritó y descabalgó a los jinetes en un santiamén. Se había visto sorprendida por cuatro personas.
Cuando se dieron cuenta, estaban en el suelo rodeados de “húngaros” con sus facas desenvainadas y sus estacas en actitud amenazante.
No hubo oposición por parte del cura y el chaval, y aunque intentaron negociar, cosa que no resultó exitosa, no lograron convencer a los atacantes.
Debían pensar los gitanos que aquel hombre con aquella corpulencia no era mucho de fiar, a pesar de ser ellos más numerosos.
Así que, les quitaron las alforjas, la yegua, las ropas y demás pertenencias que les eran útiles, y, dejándoles: al chaval en camiseta y calzones ,y al cura en marianos, les maniataron y dejaron en la pared del colmenar mirando a la puesta del sol, y a escasos minutos de despedirse del día por el horizonte.
No hubo lucha, porque todo se había basado en la sorpresa y, tan rápido como habían sido atacados se vieron solos, maniatados y semidesnudos. Menos mal , que no hacía frío y no estaban malheridos, aunque algo doloridos por la caída.
Después de muchos intentos, el monaguillo logró a dentelladas desatar las manos del cura y pudieron librarse de las cuerdas de pita que les sujetaban pies y manos. Descalzos y con el mejor de los ánimos, acabaron el camino hacia su casa.
Enseguida, la noticia se propagó entre las gente s del pueblo que les vio llegar. No daban crédito a lo que veían y de inmediato quisieron hacer una partida de escopetas para ir en busca de los gitanos.
Pero D. Antonio, les convenció para que no fueran porque ni él ni su ayudante habían visto la dirección que tomaron los malhechores en su huída, y la noche se echaba encima.
Se sabe, que meses después, la yegua fue vendida en Cervera porque familiares que el cura tenía allí reconocieron al animal.

Hola:
Puedo coger este relato para un libro de recopilacion de historias que estamos haciendo en Mantinos. Muchas Gracias.
UN saludo
Teresa

Hola. Soy Luis de la Hera. No sé si eres la Teresa que pienso y conozco
Yo soy de Villalba y en principio me gustaría, al menos, saber quien eres.
Yo tengo conocidos y compañeros de estudios en Mantinos, familiares y buenos recuerdos de juventud. Sacin,Viri, Fernando, Umbe, Carmina, José, Alejines, y, algunos más.
Si entras en el foro de Villalba hay una historia que también habla de los dos pueblos y la ermita de San Roque, (Me parece que es la segunda historia)
Espero tu respuesta.
Un saludo para ti y las gentes de Mantinos.

soy la sobrina de Fernando, Umbe y CArmina.
Gracias por tu respuesta
Teresa

Delaheraluis conoce más historias de este pueblo y datos mirad en este foro y en el de su pueblo

Ya las he echado un vistazo y me parecen interesantisimas.

Quizás seas la hija de Fermín, al que también conozco pero es lo mismo.
Si eres la sobrina de quién dices, me alegra que tengáis estas iniciativas.
No me importa que lo publiques siempre y cuando pongas mi nombre como autor. En cualquier caso si me facilitas tu correo te enviaré este y el de la ermita de San Roque pero me gustaría volver a repasarlos por sí hay alguna errata o falta.
También me gustaría que una vez publicado lo anunciaséis en este foro u otro lugar para poder adquirir uno.
Un saludo, ¡Ánimo! y recuerdos a tus tios

Hola Luis. el libro de historias que estamos recopilando no van ninguna con el autor. Se hará mención de las personas que han colaborado para que se lleve a cabo el libro. De todas formas, puedes hacerte mención en las mismas historias con algún texto como que se te pidió permiso para que se incluyera en el libro y asi aparezca en el libro tu nombre como autor. Son muchas las historias que han contado y es imposible que cada historia vaya firmada por el autor, alguno son pequeños relatos que no llegan a las tres líneas.
El relato de Curón le tengo recogido de un libro que publicó Mantinos hace tiempo, pero la historia es mucho mas corta que la que tu has escrito.
De todas formas te dejo mi correo y asi estamos en contacto.
tegabra@hotmail.com

Ah! no soy hija de Fermin, soy hija de la hermana mayor de Fermin.
Muuchas gracias!

Me pondré en contacto contigo.
Un saludo