Representacion de una boda

TRADICIÓN

Itero Seco revive las bodas más tradicionales


SANDRA MACHO / ITERO SECO
Con el fin de que la localidad palentina Itero Seco se llenara por unas horas de más gente de la habitual, la Asociación Cultural La Vallarna de Itero Seco utilizó la plaza del pueblo como escenario para llevar a cabo una representación de una boda al estilo de mediados del siglo XX. «Todos los años organizamos alguna representación para que la gente se anime y venga a visitar este pueblo que cuenta con menos de 30 personas», dijo a este rotativo Carlos María González, organizador del acto.

Este evento, que la asociación lleva preparando durante un año, resultó ser de gran interés para los vecinos de los pueblos de la proximidad de Itero, y es que fueron alrededor de 200 personas las que se dieron cita ayer en esta localidad para disfrutar de un enlace de lo más tradicional.

En un principio los amigos del novio, le ayudaron a vestirse en una de las casas que los organizadores habían preparado. A continuación, y mientras la novia también se vestía con sus mejores galas para disfrutar del mejor día de su vida, el padre de ésta ofreció pan y aguardiente a los mozos que se encontraban en la calle cantando coplas.

Cuando todos ya estuvieron listos para comenzar con el acto religioso, los novios hicieron su entrada magistral por uno de los arcos de los que dispone la plaza del pueblo. Como si de una verdadera pareja se tratase, los contrayentes se mostraron muy unidos durante todo el acto.

Como en toda unión el novio se arrodilló ante su futuro suegro para que éste le diera la bendición.

El momento más esperado por todos los asistentes fue el sí quiero de los novios que inmediatamente se celebró con el lanzamiento de un cohete. A continuación los mozos volvieron a cantar una copla para celebrar la unión entre la pareja.

A las tres de la tarde, todos los invitados, alrededor de 170 personas, se dirigieron al comedor, también decorado adecuadamente para el acontecimiento. Allí pudieron degustar un magnífico manjar típico de los años 40 que consistió en sopa castellana y pollos asados.

Durante este momento en el que los comensales disfrutaron de unos suculentos platos, se debatió acerca del tema sobre el que se va a realizar la representación del próximo año. «Tenemos algo pensado, pero todavía no podemos adelantar nada», apuntó Carlos María González.

Después de la sobremesa, todos los invitados al enlace se dirigieron a la plaza donde los novios se sentaron en una mesa para cantar La rosca, que consistió en una serie de frases musicales cantadas por los contrayentes y repetidas por la gente del pueblo.

Por otro lado, y haciendo referencia a las vestimentas que los cincuenta invitados portaban, hay que destacar que gracias a la colaboración de los más mayores del pueblo, que han sido los que se han encargado de ceder sus ropajes, tanto los novios como los testigos del enlace pudieron ir acorde con los años 40, de tal forma que cada detalle estuvo muy bien cuidado.

«Somos un pueblo pequeñito y la verdad es que aquí no hay de nada, no tenemos bares, ni tampoco río, pero he de decir que el encanto está dentro de cada casa del pueblo», apuntó González. Además añadió que la clave del éxito de esta representación es que «cada uno ha hecho lo mejor que sabe hacer y los grupos de trabajo han funcionado de maravilla en todo momento».