Atalaya y umbral de Castrillo, que avisaba de su presencia antes de tenerlo a la vista. Te derrumbas por culpa del tiempo y de los hombres. Del tiempo, porque el reloj de la vida siempre presumió de inmunidad a los sentimientos; de los hombres, porque no quisieron darse cuenta de que en la conservación de los signos emblemáticos, está la propia permanencia del pueblo en las entretelas de la memoria.