Tafalla - Navarra

No le digas a mi madre22 jun 2012Compartir: No le digas a mi madre que soy diputado.
No le digas, por favor, que soy Magistrado del Tribunal Supremo.
No le digas a mi madre que soy Presidente del Gobierno, ella cree que no miento.
No le digas que soy Jefe de la Oposición, no quiero que se desmoralice porque, aunque sea mi madre, sabe que nunca llegaré a Presidente del Gobierno.
No le digas que soy policía, porque se avergonzará.
No le digas que estoy imputado, porque dirá que la justicia no es igual para todos.
No le digas que soy cura, porque creerá que soy pederasta.
No le digas que soy alcalde mi pueblo.
No le digas que soy periodista, una profesión que no entiende.
No le digas que soy pobre.
No le digas que estoy parado, porque se morirá de pena.
No le digas que soy banquero y que he cobrado 30 millones de indemnización por llevar al banco a la ruina, menos mal que los gobernantes son necios y los rescatan.
No le digas que no defraudo a Hacienda, no lo comprendería.
No le digas que me bajo películas de Internet.
No le digas que me da igual que España se deshaga.
No le digas que el pollo está a 3,50 el kilo y que en casa hace seis meses que no comemos carne roja.
No le digas que ya no hacemos el amor.
No le digas que Julio Anguita quiere volver de Gran Pope de la izquierda sin mojarse.
No le digas que van a subir el IVA y el yogur le costará más caro.
No le digas que Angela Merkel no es una muñeca.
Por favor, por favor, no le digas a mi madre que soy economista, los vecinos podrían retirarle el saludo.
Por favor, tampoco le digas a mi madre que España necesita 62.000 millones de euros para salvar la banca, porque le puede dar un síncope y morirse en el acto, ella que tiene una pensión de 900 euros y se la van a bajar, porque Europa te hace un préstamo solo si tiene la seguridad que se lo devolverán y para eso obliga a los Gobiernos a que esclavicen a los débiles, sueldos, funcionarios, pensiones, subsidios de desempleo, etcétera, todo lo que los Gobiernos administran y tienen en sus manos, un horror, una vergüenza.
No le digas que ya consumimos menos que los griegos.
No le digas que Esperanza Aguirre plantea eliminar el Tribunal Constitucional por político y convertirlo una sala del Supremo, pues, dice, sus componentes no son magistrados sino políticos, en una de las ofensas más grandes y repugnantes de los últimos tiempos. Esperanza Aguirre quiere reducir a la mitad el número de diputados, quiere que se suspendan partidos de fútbol, quiere de todo pero no se le ocurre ni quiere que, por ejemplo y para ahorrar, la autonomía de Madrid se integre con Castilla-La Mancha y que o ella o Dolores de Cospedal se queden sin el cargo ni prebendas anejas, y eso sí q ue sería un ahorro.
No le digas a mi madre nada de Sortu, porque lo relacionará con ETA, y ella, si hubiera sido víctima jamás habría perdonado ni hablado con ningún miembro de la banda, como ahora está tan de moda, ella que su marido aún está en una cuneta con la burla de la Memoria Histórica.
No le digas a mi madre que no tenemos ninguna seguridad de que no volverá a ocurrir lo de los bancos. Ni que los políticos se enmendarán.
No le digas que dentro de muy poco ya viviremos como en 1950, porque ella piensa que estamos en 2012.
No le digas que la gente está asustada. No le digas que la gente está quemada, no le digas que está desesperanzada, tristemente cabreada y resignada.
No le digas que la fe democrática ya es un misterio.
No le digas nada, porque lo sabe todo y no quiero que llore.