EL SUEÑO DE UNA NOCHE DE VERANO Destrozado por la jarana del día anterior y por una mañana de encierro sofocante y agotadora decidí darme una prorroga y tender mi maltrecho cuerpo frente al televisor decidido a sufrir noventa minutos de infarto, pero aquel once de julio iba a ser interminable. Finalizó el tiempo reglamentario y casi al final de la segunda parte de la prórroga, cuando el corazón ya no podía ni mirar la pantalla, casi cuando el calor había pegado a mi piel la camiseta... llega Cesc, y se inventa un pase a Iniesta entre cinco holandeses más perdidos que un caracol en un espejo... y el de Albacete, el creador de juego en el centro del campo, engancha un balón que lo ha hecho eterno. Es tanta la tensión que casi tardé dos segundos en gritar ¡goooooool! mientras los españoles corrían vestidos de azul hacia un córner. ¡¡¡¡¡¡¡¡¡Goooooooooooool!!!!!!!. Y te abrazas, y saltas, y sudas, y miras al cielo, y lloras. Lloras como los niños, casi sin motivo. No lo puedes evitar. Lo has esperado toda una vida… …Suena el despertador, me remuevo en la cama sobresaltado por el estruendo del maldito pitido, conecto la radio y la primera va a la frente: el paro en España asciende ya a cuatro millones seiscientas mil personas, más de un millón trescientas mil familias tienen a todos sus miembros en paro; una sensación de tristeza me invade, por un momento habíamos creído estar en lo más alto y de repente la realidad nos devolvía a los infiernos, aquella alegría que nos inyectó el de Fuentealbilla en aquel memorable once de julio cuando aún se respiraba en el aire ese olor característico de los días de encierro, no fue más que el sueño de una noche de verano, tan sólo un bonito sueño. |