¿DÓNDE SE METEN SUS SEÑORÍAS? Algún día habrá que hacer un homenaje a la clase política, a su sufrimiento y entrega, y de forma muy significada a los parlamentarios que son capaces de afrontar el estresante desgaste de un ritmo de dos o tres sesiones a la semana, sin más descanso que un par de meses en Navidad y otros tantos en verano, con unos salarios indignos de entre cuatro a seis mil euros mensuales y unas pensiones que necesitan nada menos que siete años para consolidar el máximo importe legal. Los medios de comunicación deberían proporcionar más imágenes de las Cámaras desiertas para que los ciudadanos supieran a qué y a quién atenerse. Resulta curioso como por otra parte en el Parlamento cuyo nombre viene precisamente de “parlare” un noventa por ciento de los diputados no dicen “esta boca es mía” aunque, eso sí, a final de mes hacen la postura del egipcio y se lo llevan tan calentito; esto me recuerda a que en nuestro ayuntamiento también hay unos cuantos representantes cuyo timbre de voz desconocemos por completo, aunque hay que decir en su descargo que no cobran nada por ello, por otra parte hay quienes si hablan y quizás deberíamos pagarles por estar calladitos y por que no nos hicieran perder su tiempo y el nuestro en escuchar gilipolleces, son esas paradojas de la política. En resumen, debemos cambiar muchas cosas para que nuestros representantes sean más representativos, y habrá que darles trabajo porque aunque ellos dicen que trabajan aunque no estén en el parlamento, ya me gustaría a mí verles por un “abujerico”.
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