Hay que ver a lo que lleva a algunos el querer enmascarar la realidad de sus vidas... Días atrás, en plena campaña (hubo quienes lo llamaron "congreso") para ocupar -sin "K"- la Secretaría General del PSOE (lo que es lo mismo que decir "el amo del cortijo", o "el encargado de mover el cotarro"), la insigne e inconmensurable Carmen Chacón (si emigró con 3 años a Cataluña es imposible que le pusieran "Carme"), últimamente también titulada "Carmen de Olula" (en Almería) -el pueblo de su padre y de ella misma-, soltó en pleno mítin "interno" que su abuelo le contó que
"A mí me robaron la infancia y la juventud..." Esta frase, que por edad muy bien podría haber soltado cualquiera de nuestros abuelos, con la única condición de ser españoles, no me imagino soltándosela cualquier abuelo a una niña de menos de 10 años... salvo una tatrde-noche en que los vapores etílicos lo pusieran especialmente sombrón y victimista. Cada cual vivió su infancia como pudo (más que como le dejaron).
Esto demuestra que o bien fue un hecho aislado, o en el peor de los casos -si se daba con cierta repetición- el abuelo de esta señora fue toda su vida un
amargao existencial, ciezo-manío impenitente, al que le gustaba recochinearse en su propia desgracia. En todo caso, por las dudas y concediébndole el beneficio de la duda, dejémoslo en el episodio de una tarde de "confidencias sombronas", a la cual todos tenemos derecho en algún que otro momento. Pasa página.
Por otra parte, esta misma mañana me he enterado de que Rubalcaba cuenta y ha puesto en su equipo a otra Soraya: Rodríguez, en este caso.
Y al parecer, apenas nombrada ya ha puesto su particular nota "autobiográfica"; toda una declaración de intenciones, revestida de un tono
"guerrillero, libertario y casi miliciano": A diferencia de su homónima Soraya Sáez de Santamaría, a quien le pusieron el nombre por una princesa medio-oriental, ella se lo debe a esa misma princesa, pero "caida en desgracia, a consecuencia del poder omnipotente, dictatorial y sin traba ni medida, de un personaje tan abominable como fue el Sha de Persia, felizmente destituido"...
Como invención retórica, no está mal. Pero infantiloide y que no engaña a nadie, también. En aquellos años hubo tantas Sorayas por los mismos motivos que en la actualidad hay tantas Lorenas, Cristinas, Vanessas (de éstas hace tiempo ya), Noemis y, en cuestión masculina, Kevins, Richards, Leonardos y demás: porque las modas marcan tendencia; y no hay más.
¡Que son muchos años ya...!
