Riogordo - Malaga

El esperpento de la política catalana va en aumento (según la famosa "Ley de Murphy", que reza que si algo puede salir mal, o puede ser empeorado, hay que contar con ello); ahora salen los almamías responsables ( ) de la Sanidad, pidiéndoles a todo el personal sanitario (médicos, cirujanos... y de ahí para abajo) que renuncien a 1,500 euros de la paga extraordinaria de Navidad... para reducir gastos. Sólo les ha faltado añadir "superfluos o suntuarios".
Bueno, esto ha llegado a unos extremos totalmente intolerables. En España ya no es sólo que no quepa un tonto más (todos sabemos, y conocemos a unos cuantos, que hay "tontos útiles" que se usan para muchos fines, sobre todo si dichos fines no están nada claros); más que tontos, lo que no caben de ninguna manera, y han proliferado sobremanera en estos más de 30 años, es ni un caradura más (la segunda parte del silogismo no es de Santiago Amón, sino original -en su tiempo no había tantos ni tan descarados-).

Es decir, si se trata de reducir gastos, no piensan en reducir "personal de confianza" (enchufados "por la jeta"), de los situados al más alto nivel; ni en desmantelar esos chiringuitos de "souvenirs" que llaman "embajadas catalanas", subvencionados con el dinero de todos los españoles (o al menos de los que cobramos por nómina); ni en renunciar (por su inutilidad) a la creación de las llamadas "veguerías" (más personal para chupar del bote); no... Estos indocumentados incultos, sin más oficio ni beneficio que andar calentando aguas a otros incultos indocumentados, tocándoles la fibra patriotera ultraaldeana, no renuncian a nada de lo que sus calenturientas mentes han programado: les piden a unos profesionales con estudios y preparación sobrada, que trabajan en pos del interés general, "que renuncien a lo que legítiomamente les corresponde"... para que ni ellos ni sus sueños de grandeza (inexistente por completo) sufran merma alguna. ¡Eso!, es lo importante para ellos.

Pero bien, mientras los catalanes de a pie traguen...

Dice el refrán que cada uno tiene lo que se merece. Este es un caso claro.
Saludos
Sierra

A pesar del refrán, no creo que los catalanes "tengan lo que se merecen"; si acaso, aunque no sean demasiados en el fondo, sí que son atorrantes, energúmenos, broncosos y cobardes -se amparan en la masa-, victimistas y con un complejo de inferioridad que tratan de compensar con una falsa y pretendida "superioridad", totalmente inexistente.
En eso no es que se parezcan, es que son iguales que cierto número de vascos, que tienen esos mismos defectos. La diferencia (que no es poca) es que exceptuando a ciertos "elementos" o "entes" que pretenden vivir de la peor de las políticas -mal entendida y peor aplicada-, no se crían en sus casas con el odio visceral -tan carente de sentido- que los otros.

Pero los recortes afectan a más aspectos: en material médico-quirúrgico, en dejar de prestar ciertos servicios básicos (a personas dependientes, guarderías y demás centros por el estilo), a los que van a suspender las ayudas y subvenciones (éstas sí necesarias) por dos meses, o eso dicen; ya veremos si no se prolonga el plazo indefinidamente... Eso sí, sus abultados emolumentos son intocables; ¡así es muy fácil predicar moderación y continencia!

Mientras tanto, sigue el esperpento de las llamadas pomposamente "embajadas" (los antiguos ventorros de la Plaza y de la Vera del Río tenían más empaque y señorío), Schwartzeneger sigue sonando en catalán -lo que no lo hace creible de ninguna manera-...
Lo dicho: el esperpento está servido.

Un saludo y buenos días.