Riogordo - Malaga

Bueno, ahora, una vez demostrada la total inocencia de la atleta Marta Domínguez, ¿qué va a pasar? ¿Van a pedir perdón públicamente quienes con tanta saña consignaron a voces "en asuntos de dopaje, tolerancia cero"? Empezando por los responsables policiales intervinientes, Jaime Lisabewsky (creo que suena así), todos los responsables políticos y los medios de comunicación de masas, que hicieron contra ella una labor de crucifixión, antes de haber sentencia firme... ¡Todos!

"Hombre, es que en su casa había bolsas con sangre, había un montón de cosas..."; pero a ver si nos enteramos de que sólo los platos de potaje con chorizo y platos de callos, no se llega a la cúspide de ninguna disciplina deportiva... Haced la prueba: meteros un tute de 100 kilómetros en bicicleta, cenad esa noche papas fritas y un huevo, y a ver si mañana tenéis lo que hay que tener para repetir la hazaña...

Veremos la hombría de bien y el reconocimiento de su error, por parte de todos los mencionados anteriormente... (Personalmente, no creo que ninguno tenga la dignidad suficiente).

Alicia Huerta.-
Así lo declara en su auto de fecha 14 de abril la Magistrada-Juez del Juzgado de Instrucción número 14 de Madrid, y la mayoría debería por fin creerlo, igual que cuando hace tres meses también la mayoría quiso dar crédito a los informes de la Guardia Civil, que consideraban que, cuando Marta hablaba de oro, lo hacía en clave para referirse a una ilegal sustancia dopante. Desde el principio, la atleta palentina mantuvo que aquello era falso, que cuando decía oro, quería decir oro, pero ha tenido que esperar a los resultados de la analítica realizada por la Agencia Española de Medicamentos para obtener el anhelado sobreseimiento y el archivo de las actuaciones respecto al delito de dopaje deportivo que se le imputaba.

Al final, Marta Domínguez podrá volver a alzar tranquila las persianas de su casa, símbolo durante los primeros días de la persecución social y mediática a la que tuvo que enfrentarse. Asistió esos primeros días con incredulidad al feroz juicio al que estaba siendo sometida, cuando ni siquiera se había iniciado la instrucción y, seguramente, vería en televisión a sus convecinos enfrentados ante los micrófonos, preguntándose ya algunos si no había que eliminar de inmediato el nombre de la atleta del polideportivo de la ciudad.

Ahora, la famosa botellita opaca de color marrón y tapón dorado que tantos disgustos le ha traído a Marta, ha quedado por fin fuera de toda sospecha, porque según las pruebas realizadas a su contenido, en la misma no hay trembolona ni ningún derivado de la misma; tampoco testosterona, ni bolderona, mesterelona, metadienona, ni ninguna otra clase de “ona” prohibida por la reglamentación deportiva española.

Así es que el oro, oro parece, y oro ha resultado ser, a pesar de que a los responsables de las escuchas les pareciera que cuando una atleta de alta competición se pone a ofrecer a otro compañero un poquito de oro, lo que está haciendo en realidad es hablar en clave para ocultar la verdadera identidad de un producto que a la fuerza tiene que estar prohibido. Claro, seguramente costaba imaginar que realmente se iban a pegar un chupito de oro. Y es que así dicho. Como tantas otras veces, resultaba más sencillo creer que la verdad era una descarada mentira y que la mentira era la verdad. Aunque también dependa de quien se trate, a lo que se dedique y con quien o con qué se identifique.

Lo cierto es que cuando Marta se recuperó un poco del susto y salió de casa, aguantando como podía el chaparrón, advirtió en voz alta que su vinculación política podría estar detrás de algo así como un presunto exceso de celo. Impensable, me gustaría creer, aunque, por desgracia, nadie que es alguien está a salvo de críticas, sospechas de tongo o bulos de salón. O lo que es lo mismo, no llegas a ser alguien hasta que no reúnes a un buen puñado de contrarios dispuestos a echar barro sobre tu nombre a la menor oportunidad.

De momento, Domínguez se ha quitado un peso de encima y, de paso, seguro que ha popularizado el consumo del dorado oligoelemento que en España se comercializa en herbolarios junto con el cobre y la plata como recuperador muscular e, incluso como antidepresivo, y su caso ha puesto a la altura de Mortadelo y Filemón unas escuchas que creían escuchar lo que no escuchaban. Oro es, por lo tanto, oro, el ron va a resultar que también es ron y, seguramente, cuando Marta hablaba de sus pendientes, pues es que estaba hablando de sus pendientes. Ya se verá. A Domínguez le quedan aún dos acusaciones a las que se tiene que enfrentar: la de administrar tratamiento dopante a un compañero y otra por delito fiscal. Se verá en qué quedan, pero seguro que hoy la espera de la inminente mamá es mucho más placentera.