Riogordo - Malaga

A modo de despedida (no sé si temporal o definitiva) del foro, voy a contar un relato (no sé si cuento o real; eso, quienes lo lean opinarán). (Ante todo, decirle al amigo "voltio" -cariñosamente "incordio"- que no es apto para él, ya que va a tener cierta longitud.

Es la historia de un foro que se suponía que podría ser beneficioso para un pueblo llamado Riogordo. Pueblo que estaba situado en la Axarquía malagueña, en un lugar priviliegiado, equidistante de la Capital, de Antequera y de Vélez.

Cierto día, un amigo invitó a otro para que contara historias, anécdotas varias y curiosidades, así como a dar ideas y contribuir de alguna manera a la no degradación total a la que el urbanismo del pueblo se estaba viendo abocado. Había habido una dejación total de funciones por parte de las autoridades municipales, que en algún momento habían favorecido incluso los atentados urbanísticos sufridos por aquel pueblo.

Así que este nuevo forista entró en la página que su amigo le indicó, encontrando pocos usuarios, pero con mensajes interesantes, emotivos y cariñosos: "Soy Fulano de Tal, y vivo en (Cataluña, Vascongadas... e incluso Sudamérica); mis abuelos se llamaban Tal y les decían los Cual"... Todo en ese plan.

Como un año después, el ambiente ya se había enrarecido; ya había hecho su aparición la política mal entendida (partidista, tendenciosa, adocenadora, entontecedora, embrutecedora y altamente divisionaria). Aquello se veía que no llevaba buen camino. Como se mandaban los mensajes sin registrarse los remitentes, los pellejos volaban y todos daban palos de ciego, con el afán de acertar a quien fuera, pero no sólo recibiendo... ¡Un desastre!

Y llegó el día en que fue necesario registrarse. De entrada, parecía una buena idea, ya que todo el mundo debería ser más comedido, mesurado y ponderado al exponer sus temas o motivos.

(Continuará)...

(Continuación):
De entrada, parecía una buena idea, la solución al caos. Pero como luego se demostró,no arreglaba nada, ya que algunos, siempre con la maldad por delante y con altas dosis de cobardía, previendo lo que podía pasar, adoptaron tres, cuatro, cinco o más nicks; así podían hacer daño casi impunemente, atacando por tres, cuatro o más lados distintos...

Vano intento, porque al final se termina imponiendo la verdad; y si como bien dice el refranero "el que nace lechón se muere gorrino" y "la cabra siempre tira al monte", además de que el estilo, las formas y sobre todo la mala idea cuesta tanto enmascararla, que hay que ser de personalidad muy fuerte y centrada para no terminar por "enseñar la oreja", todo se les vino al traste, como podía por ser menos. Más que nada, porque con tanto entrar y moverse en varios foros a diario, si no se poseen esas cualidades se acaba por no saber en qué foro se está, a quién se le contesta y de qué trata el tema. Así, pues, el ridículo está asegurado, con el bochorno consiguiente.

Al menos, cuando se es lo que se entiende por "una persona" (noble de trato, siempre con la verdad por delante -aunque se pueda estar equivocado, eso no viene al caso-, tolerante, mesurado y respetuoso). Pero como también es verdad que "no hay nada más atrevido que la ignorancia", y quienes la padecen se empeñan en "sostenella y no enmendalla", el único recurso que les quedaba era lanzar coces a diestro y siniestro. Hasta tal punto de esperpéntica llegó la situación, que cierto mentirosillo que había estado haciendo como que contaba partes de su biografía ("que llevaba ocho años viviendo en el pueblo, para confesar al poco que eran en realidad sólo dos") como si a alguien pudiera interesarle, ante las (según dijo) reiteradas provocaciones y faltas de respeto del primer forista, sin encomendarse a nada ni a nadie, tuvo el inmenso atrevimiento (¡cosas de la ignorancia, cuando se alía con el afán de notoriedad inmerecida!) de autoproclamarse "censor, árbitro y moderador del foro", llegando a soltar la "notable intención" (de no resultar ridículas y patéticas tanto la declaración de intenciones, la situación... y el personaje en sí), de "mirar los escritos con lupa, defendiendo siempre a cualquier riogordeño al que éstos agraviaran". Por lo visto y según él, "los riogordeños no tenían la preparación ni capacidad intelectual para hacerlo por sí mismos"...

(Continuará, con la aparición de nuevos personajes)...

(Continuación):
Y llegó a creerse ese papel, que gratuitamente se atribuyó, y a meterse tanto en el mismo, que confundiendo "su" realidad virtual con la vida real, llegó a creer reales lo que sólo eran fantasías suyas y sueños de grandeza; arreciando tanto sus ataques, con tal ímpetú y pasión digna de mejor causa, que el día en que el primer forista le mandó dos mensajes privados para desechar dudas sobre su personalidad (de la identidad que le decían no creía posible tanta inquina -y en efecto así era), su afán de "desenmascarar" (él, con multiplicidad de nicks) al otro, que iba siempre de frente y con la verdad por delante, en un ataque de locura (es de dudar que pasajera, ya que era su estado normal), llevado por su odio, cometió la indignidad y falta de honradez de hacerlos públicos en el foro. Esto sólo le valió que el primer forista, el atacado sin sentido ni razón, ratificara públicamente el contenido de dichos mensajes, pudiendo comprobar el resto del foro que "no contenían insultos hacia su persona, que sólo evidenciaban lo certero de dichas afirmaciones, incluso quedándose corto"...

(Continuará)...

¿Le hizo esto recapacitar que estaba "perdiendo la perspectiva"? Nada más lejos de eso; formó cooperativa con otro usuario del propio pueblo, que le informó de todo lo que sabía del primero... negándole a éste en repetidas ocasiones que conociera al que se creía "defensor de los pobres riogordeños sojuzgados por la intolerancia del primero". ¡Lo que se llama un riogordeño en el fiel, un "panzón de pro"...!

Aquí entran en danza otros foros (en la sombra), reclutando en los mismos a todo "desecho de tienta" dispuesto a prestarse a un sucio juego para, con motivo o sin él, ir en tromba contra el primero. De pronto todos se sentían agraviados por éste, que ni sabía de sus tristes existencias.

En estas, aparece un personajillo patético y estrambótico (sin modales, pésimamente hablado y sin estatura física ni moral), que no deja pasar ocasión, valiéndose del anonimato que proporciona la red, de meter zarza (ladrando, aullando, rebuznando, gruñendo y dando coces), revolcándose en el fango más inmundo y sucio, acusando a los más allegados al primero (pieza a batir) de todos los excesos y depravaciobnes e incontinencias, imaginables y sobre todo imaginadas, con la cobarde y bajuna idea de "calumnia, que algo queda"... Por supuesto, procurando no dar nunca la cara.

(Por hoy, hasta aquí ha sido todo. Mañana seguirá... o no; eso depende de si me da la gana.)