Riogordo - Malaga

Cierto es que "al perro flaco todo se le vuelven pulgas". Y si el perro lleva más de cinco años ladrando a todo y por nada, mucho más allá de lo que aconseja la prudencia, la moderación y el buen gusto, ese mismo ladrido (que de origen sonaba a hueco y falso) repele en cuanto se le oye.
Y en la llamada "formación morada", desde su mismo origen han habido ladridos incesantes, en todos los sentidos y direcciones, como pasa cuando no hay una "dirección" clara, ni en el equipo directivo, ni en el espacio ideológico; siempre se han dado a dar más vueltas que una veleta. Y sin sentido alguno. Son el típico ejemplo de los políticos menos que mediocres, que para hacerse notar y demostrar que "están", proponga algo quien lo proponga, "no están a favor ni en contra... ni tampoco todo lo contrario". Son como sus seguidores (cada vez menos, por suerte), que ya deberían haber nacido con la frase bien visible -en sus propias frentes- "Nasío pa incordiá y estoy contra tó":

"Ni frío ni calor": vomitivo por incomible.

A estos zarriosos de les ha visto el plumero, se arropan de los colores morados episcopales, o de la segunda républica que aguantó menos tiempo a los indenpendentista catalanes, que el gobierno de Rajoy. Pero no aprenden.