Riogordo - Malaga

Tanto hablar de corrupción, tanto atacarla, tanto condenarla y anatemizarla, para que al final una gran mayoría acabemos pensando (en mi caso desde siempre) que el tener una vena proclive a la corrupción es una condición común a toda la clase política española; y de otros paises, claro, pero esos nos pillan demasiado lejos y extraños. Es decir, que todos los aspirantes a vivir de la política, en cuanto alcanzan dicho status, la corrupción es para ellos "condición sine que non"; una costumbre más.
De igual manera, estoy cada día más convencido de que "quien no ha metido mano es porque nunca ha estado cerca de la caja". ¡Pero en todos los partidos!, ¿eh?...

Parece ser que toda esta ganadería, de lengua tan afilada como hipersensibles de piel ("oig, por Dios..."), son más blanditos de mente que fuertes de músculo. La doble vara de medir de siempre, vamos...

Parece mentira la torpeza de esta gente, que "viven de los chats" y aún no se han dado cuenta (ya hay que ser mastuerzos) de que igual que ellos los emplean, también los pueden emplear en su contra... dejándolos "con el culo al aire" -postura que parece encantarles, por cierto-:

Claro, cuando luego averiguamos quién es la tal Milagros Sala, la clase de "heroina popular" que es, los métodos que emplea y cómo se las gasta, todos sus gestos y sobreactuaciones les hacen quedar en el peor de los ridículos: La tal tipa no es una "presa poítica", sino un auténtico "peligro público":

¡¡¡Joéééeerrr, cómo están las cabezas...!!!