Los que rondamos,y no digamos ya los que han pasado, los sesenta (Dios, cómo pasa el tiempo), recordamos cómo durante la noche del 1 al 2 de Noviembre, los monaguillos pasaban (pasábamos) la noche en la torre, "doblando a muerto"; recordando a todos los que ya nos dejaron y reposaban en el cementerio (primero en el Calvario y luego -desde el año 62- donde está hoy. Buena costumbre y tradición que ya se ha perdido (a muchos -"delicados" ellos- les molesta el sonido de las campanas; sobre todo a horas tan intempestivas. Y como al parecer "todo vale y todos los cambios son bien recibidos" (aunque sean meras tonterías y totalmente innecesarios), aquella tradición tan nuestra se acabó perdiendo. Para ser más exactos, se cambió por la Noche de Halloween, que se presta más al divertimiento. Pero el caso es que la gran mayoría, como borregos adocenados, no saben ni qué leches celebran. En este reportaje vemos de dónde viene tanta parafernalia, que ni nos va ni nos viene. Pero como es tontería y tiempo perdido llevar la contraria a tanta tropa, al menos vamos a ver el origen de esta tendencia: