Riogordo - Malaga

¿En qué parte o dependencias alguien ha metido la bacalá, que ha logrado convertir una reunión "amistosa" -y hasta podría decirse que "humanitaria"- entre dos monarcas (el de España y el de Marruecos) en una gran boutade, que ha dado como resultado (al final, es la imagen que queda) la liberación de un pederasta reconocido y condenado?
Entre tantos presos españoles que hay en las cárceles marroquíes, ¿quién ha sido el interesado en meter el nombre de este indeseable? Que por cierto, ya está de nuevo detenido (en España)...

Si la metedura de pata ha sido de esta parte del Estrecho, bueno sería saberlo. Y si la han metido en el "pais vecino"... no creo que ninguno quisiera encontrarse en su pellejo.

De todas formas, lo que parece que ha quedado suficientemente claro es que ninguno de los reyes lo sabía. Y esto es mucho más grave que un delito monetario...

En fin, como se dice, "el tiempo hablará por sí solo".

Otro detalle de este escabroso asunto es, además del autor que incluyó ese nombre en la lista (¿o sería después de confeccionada ésta?), que habría que investigar más a fondo, sería el móvil -o los móviles- que han llevado al "influyente" a pringarse de semejante manera; si habrá sido por motivos económicos... o por qué extraños recovecos de su mente enferma (eso está claro; porque elementos así -violador de menores y padrino mediador- no son normales ni recomendables)...

Como todos sabemos (sobre todo quienes no andamos en banderías, grupos, grupúsculos ni sectas políticas), la labor de la oposición es poner de manifiesto los fallos de todo tipo, cometidos por el partido que en ese momento ostente el poder. Hasta aquí, creo que vamos bien y todos estaremos de acuerdo...
Pero (siempre tiene que haber un condicionante, está visto) al mismo tiempo, también estaremos de acuerdo -por eso el condicionante- en que, al modo de "la mujer del César, que además de ser honrada tiene que parecerlo", la clase política -los políticos, para entendernos-, aunque en sus escaños cuenten con personas honradas, decentes y llenas de buena voluntad y espíritu de sacrificio (muchas, por cierto), de la misma forma que tres chillando suenan más que mil callados, al pertenecer los anteriormente dichos a formaciones, partidos o sindicatos, deberían ser más cautos, menos vociferantes y (según el "palabro" acuñado por el esperpéntico Jesús Gil, otro que tal) "ostentóreos" -ostensiblemente estentóreos- a la hora no de pedir, de exigir, la cabeza del contrario.

¿Y a qué viene esto? Pues muy fácil: viene a que no pueden (o al menos no deberían) andar dando la bulla contínuamente con los casos de corrupción y malversación por parte de gente muy conocida y nombrada del partido en el Gobierno (el PP, por si alguien aún no se ha enterado), mientras se trata de tapar con tierra los escándalos propios.

Es decir, que ni Rubalcaba y sus acólitos (as) más allegados (as) tienen derecho, tras treinta años muy arrimados al poder del PSOE y sus hechos y consecuencias, a poner histriónicamente el grito en el cielo cuando se trata del caso Bárcenas, queriendo vendernos "la burra" de los falsos EREs como si en vez de ser una trama de corrupción y compra descarada de votos mediante favores, se tratara de una ONG sin ánimo de lucro. Por ejemplo (Filesas y los cafelitos del hemmano aparte).

Ni debería el señor Cayo Lara, Secretario General de I.U., manifestar con tanta ligereza como falta de memoria, "que en nuestras filas no hay un sólo caso de corrupción, porque ya lo habríamos apartado", contando entre sus filas con un diputado como el no menos esperpéntico iluminado Sánchez Gordillo, alcalde de Marinaleda, quien hizo la promesa en la toma de posesión de su escaño "de combatir el sistema imperante por todos los medios a su alcance, legales o ilegales" (curiosa tarea la que se ha impuesto nada menos que un diputado de peso de la Junta de Andalucía). O el caso del ayuntamiento de Manilva, cuya alcaldesa ha convertido dicha institución en una "oficina de empleo estable y permanente para familiares del partido", los suyos entre otros, los primeros...

¿Honradez? ¿Espíritu de sacrificio? ¿Integridad moral?... Como leúi el otro día, muy mal tienen que andar las cosas en el pais, para que todos los políticos se definan a sí mismos como "servidores públicos"...

Pese a todo, hay que investigar la corrupción y malversación deliberada de los fondos públicos (que son de todos, no del primer avispado que los encuentre a mano); eso, sin duda alguna. Pero haciendo las cosas bien y en condiciones: dejando actuar a las fuerzas del orden en general... y sin coacciones de ningún tipo al poder judicial. Basta ya de histrionismo, sobreactuaciones y aspavientos "ostentóreos". Estas acciones no hacen sino desacreditar a toda la clase política absolutamente, y hacernos desconfiar de su labor y buenas intenciones.

Es todo (al menos, por ahora).

No deja de ser curioso. Que siempre que estamos en una situación desconcertante. Algunos políticos, quieren tapar con otras cuestiones, los principales problemas, que tenemos en este país.

Saludos saludables....