Mollina - Malaga

Manuel Ortega nos comenta que.....


Andalucía tendrá un Gobierno PSOE - IU con un programa claramente orientado a la izquierda.

Banca pública, prioridad a las políticas sociales, empleo, educación y sanidad públicas, impuestos para los ricos....

Una política dirigida a la defensa de los intereses de los trabajadores y de las capas populares más necesitadas .

Es decir, una política muy diferente a la que está aplicando el Gobierno de Rajoy, en la que los recortes sociales están afectando dramáticamente a pensionistas, mujeres, jóvenes, parados, funcionarios y trabajadores desprotegidos frente a una patronal prepotente y autoritaria.

El nuevo Gobierno de Andalucía tiene ante sí el difícil reto de demostrar que otra política económica y social es posible, que la prioridad, siempre, son las personas y sobre todo, las más vulnerables y marginadas.

El reto para IU es doblemente difícil.

Demostrar que es una fuerza política capaz de gobernar en beneficio de los más débiles y demostrar también que se puede ejercer la política de manera honrada y transparente, sin sucumbir a los cantos de sirena del poder, al discreto encanto de la burguesía.

Gobernar en coalición con un partido, el PSOE, que gobernó Andalucía durante 30 años, con todas las sombras y sospechas,algunas confirmadas, de corrupción, obliga a IU a una vigilancia extrema sobre las prácticas de su socio de gobierno. Cualquier exceso en el uso del poder,por parte de uno de los socios de gobierno salpicará por igual a las dos formaciones políticas de la coalición.

La gente de izquierdas nos diferenciamos del común de los mortales, en que somos unos idealistas recalcitrantes y, a pesar de las muchas decepciones que hemos sufrido en nuestras vidas, seguimos manteniendo la confianza en determinados políticos, por encima del escepticismo que nos pueda producir la clase política en general.

Como ciudadano de izquierdas que he votado y apoyado a IU, me encuentro legitimado para decir a esta fuerza política que permita la participación ciudadana y tenga en cuenta sus opiniones para aplicar las medidas de gobierno.


La ciudadanía no debe depositar su voto y echarse a dormir durante cuatro años, mientras los políticos defienden sus intereses, porque ocurre en muchos casos, que defienden en primer lugar sus propios intereses personales.